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Cine y series

Milene Vázquez: “Hay una necesidad de contar historias desde la mirada femenina”

“Soltera, casada, viuda, divorciada”, la más reciente comedia dirigida por Ani Alva Helfer, ha sobrepasado los 100.000 espectadores en apenas dos semanas en cines. Milene Vázquez, una de sus protagonistas, conversa sobre la mirada femenina en el cine comercial peruano. 

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“Soltera, casada, viuda, divorciada” fue filmada en Lima y Pacasmayo. Foto: La Soga Producciones

Entrevista: Sandro Mairata @smairata

Milene Vázquez es una presencia constante en las pantallas de televisión nacionales, si bien su filmografía en cine ha sido más bien esporádica. A sus 48 años, la hija menor de la actriz argentina Mabel Duclós y el locutor y presentador argentino Osvaldo Vázquez es parte del cuarteto protagónico de “Soltera, casada, viuda, divorciada”, película dirigida por Ani Alva Helfer en la que comparte roles con Gianella Neyra, Patricia Portocarrero y Katia Condos.

Antes de llegar a las dos semanas de estreno, “Soltera, casada, viuda, divorciada” ha pasado los 100.000 espectadores, imponiéndose a películas extranjeras, y se perfila como uno de los estrenos más taquilleros del cine peruano en este año. Conversamos con ella en la conferencia de prensa que siguió a la presentación original de este filme.

—Están saliendo muchos estrenos peruanos sobre temas femeninos. “Soltera, casada, viuda, divorciada”, “Antonia en la vida” y hay otra que se llama “De caperucita a loba”.

—La película de Melania (Urbina).

—Exactamente, ¿qué crees que está pasando?

—Mira, creo que se está dando más oportunidad a las guionistas y directoras mujeres y también creo que hay una necesidad de la mujer de contar historias desde su mirada, ¿no? Probablemente, años atrás, el ambiente del cine en el Perú, en cuanto a directores y guionistas, era un lugar masculino. Las cosas se trataban desde una mirada más masculina; por ello, me encanta que eso esté ocurriendo. Que se pueda democratizar el tema, porque yo no creo en los extremos, ¿sabes? No me gusta hablar de feminismo ni de lo masculino. Creo que debemos llegar al justo equilibrio y, para que eso pase, hay que darle lugar a las mujeres directoras. En este país, hay muchísimo talento en el cine en cuanto a mujeres.

—En “Soltera, casada…” veo un balance. Los personajes masculinos sufren, hay una tragedia. ¿Cómo discutían lo que pasaría en la historia entre ustedes? ¿Cómo llegaban a acuerdos?

—Como contó Gianella (Neyra, coproductora del filme), es un guion que escribió Ani con Sandra, su hermana. Es un guion que llegó a nuestras manos ya completo, pero, en el transcurso del rodaje, hemos ido modificando cosas. En esta ocasión, en la película, como bien dices tú, hay hombres que tienen más fuerza y están más presentes como el personaje de Diego (Lombardi), que también es papá, que ayuda, que está en la casa y también creo que obedece a la madurez de todos los profesionales, a la madurez del guion, a la madurez de la directora, de la vida misma. El arte, pienso yo, la actuación, el cine, es un camino de larga data en el que uno va adquiriendo experiencias en la vida y las va plasmando en tu guion. Entonces, creo que, en ese sentido, Ani ha ido madurando también y poniendo en la balanza.

Esta fue una de las últimas cintas de Diego Bertie. Foto: La Soga Producciones

—Sobre todo, porque es una película con momentos muy intensos. Pasan de la comedia al drama. Hay mucha fuerza entre ustedes. ¿Era fácil, era difícil? Por la experiencia que ya tenían o porque, de repente, se conocían entre ustedes antes, ¿fluían mejor?

—Te voy a hablar a título personal: a mí me pasa que, cuando me tengo que enfrentar a escenas de ese tipo, siempre hay un nervio. Y bueno, trato de hacer lo mejor posible, de ir de frente a la emoción y a la acción que necesito mostrar; por ejemplo, en la escena de la pelea…

—Donde se dicen de todo y se siente muy real.

—Nosotros somos amigas, pero hay tanta confianza, nos conocemos de tantos años, que es como cuando te peleas con tus hermanos, que te dices la vela verde, pero uno se quiere. Y creo que ellas (los personajes) tenían pendientes que nunca había hablado como, por ejemplo, yo qué sé, que el personaje de Katia estuvo enamorada de mi hermano y yo le digo de todo, porque era un pendiente para mí. Entonces, ese es el momento en el que vomitamos todo.

—Y también es un diálogo hacia los espectadores y las espectadoras a nivel generacional, porque las referencias que usan son también —disculpa— algo “tías”.

—(Risas.) Sí, es verdad.

—Cantan “Juana la cubana”… Ahí se siente que ustedes están hablándole a alguien específico.

—Sí, bueno, estamos hablando de mujeres de la edad que mostramos. Y cada una está teniendo conflictos en la vida de cierta edad, el divorcio, la viudez; yo, con esta relación tóxica que quiero salir de ahí y darme la oportunidad de buscar un amor un poco más sano. Muy adicta al trabajo, muy abandonada en cuanto a su dignidad y a su amor propio, digamos. Entonces, para contar ese transcurso, ese viaje de vida, hay que tener ciertos años, ¿no? Y claro, en el viaje (de carretera) cantamos música noventera, ochentera, porque es lo que nos remonta a Pacasmayo. Creo que todos esos detalles también enriquecen las escenas.