Tomado de El País
Considerado uno de los mejores actores del mundo, el argentino Ricardo Darín acaba de volver a su país luego de rodar 1985, dirigido por Santiago Mitre, cuyo tema es el Juicio a las Juntas que se llevó a cabo ese año en la Argentina, un proceso que sometió a la justicia civil a integrantes de las Juntas Militares de la dictadura que comenzó en 1976 y terminó en 1983.
“En ella, Darín hizo algo que siempre había evitado: interpretar a una persona real, Strassera, el hombre que al terminar de leer la acusación a los militares dijo una frase que quedó en la historia: “Señores jueces, quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: ‘Nunca más”, explica el diario español El País, que sostuvo una íntima conversa con el intérprete.
“Yo siempre le rajé a hacer personajes que hayan existido. No podés competir contra alguien que existió. Cuando estábamos filmando 1985, yo estaba caracterizado de Strassera. En un descanso fui hacia la motorhome y me para un matrimonio grande. Él me dice: “Yo fui muy amigo de Strassera. No te parecés en nada, pero estás igual”. Muchas veces me preguntan: “¿Cómo te acercás a un personaje?”, y yo no tengo un método. Si estoy cerca de ver como siente y como piensa, siento que la cosa va fluida. Eso me pasa con Strassera. Y lo que me dijo ese señor me tranquilizó, porque no buscamos una similitud física, sino saber cómo funcionaba el tipo, cómo pensaba”.
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El actor de 65 años, recordó su niñez en Once, un barrio con zonas de prostitución callejera, mafiosos menores, ladrones de ocasión. “Había mucho lumpenaje criminal y yo conocía a todos esos tipos. Siempre fui muy callejero. Mis amigos eran más grandes y nuestro deporte favorito era salir a caminar. Nos poníamos traje, corbata, a los 15, 16 años, y caminábamos desde Once hasta el centro. Nos metíamos en una casa de diseño de oficinas y pedíamos presupuesto para una oficina que supuestamente nos habían encargado. Jugábamos a que éramos tipos con proyectos importantes”.
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Darín, quien dentro de unas semanas llegará a España para comenzar una gira con Escenas de la vida conyugal, junto a Andrea Pietra, se reconoció como incrédulo. “Soy alarmista, fatalista y pesimista. Soy de los que creen que las cosas nunca van a mejorar, pero como defensa y supervivencia soy altamente positivo. Del vamos para adelante y qué hay que hacer. Pero soy alarmista. Si estoy en la calle, tengo un escáner periférico. Florencia (su esposa) es todo lo contrario. Ella siempre cree, y generalmente tiene razón, que todo va a estar bien.
Si yo no me hubiera cruzado con Flor, ahora estaría adentro de una bolsa negra con esa tarjetita que te agarran del dedo que diría: “Un pesimista”. El otro día habíamos convocado un almuerzo con mi hija, su pareja, mi hermana, su hijo. Empiezo a llamar a mi hija a las doce. No me contesta. Doce y media, no me contesta. A la una, no me contesta. Tenía el fuego prendido, la carne en el asador. Y me fui a la casa. Les toqué el timbre. Apareció su pareja, cara de dormido. Le dije: “Perdón, ¿están bien?”. “Sí”. “Es todo lo que quería saber”. Me subí al auto y me volví. Es decir…, yo sé que no es así. Pero ¿cómo hago?”.
Tampoco pudo evitar hablar sobre Erika Rivas, su excompañera en Escenas de la vida conyugal, quien en 2018 lo acusó de “maltrato personal y profesional”. “Esa es la otra nube que me va a acompañar. Yo dije que no me voy a defender, porque soy de los que creen que el tiempo pone las cosas en su lugar. Va a tardar, porque cada tanto aparece algún comentario del tipo: “Este mejor que se calle, que es un maltratador de mujeres”.
No logro entender el porqué de lo que hicieron. No puedo terminar de incorporar que alguien me odie tanto. Por la relación que tuvimos previa, no lo puedo entender. Es razonable entender que después de siglos de derechos vulnerados, ahora tengamos que atravesar un periodo de reacomodamiento y es lógico que algunos sufran. Yo lo lamento por mí, porque me metieron en una bolsa en la que considero que no merezco estar. A lo mejor esto es algo que me persigue toda la vida. Será parte de lo que hay que pagar para contrabalancear tanta suerte”.