Dragon Ball se ha caracterizado a lo largo de los años como una franquicia para todas las edades. Varias generaciones han disfrutado de las aventuras de Goku y sus amigos para defender al planeta Tierra.
Con el fin de adaptar el contenido a un público cada vez más joven y ante nuevas políticas de censura en Japón, los encargados del anime decidieron censurar parte de la violencia que presentaban en la serie. Sin embargo, esta medida tendría su fin a partir del capítulo 57 del manga de Dragon Ball Super: las imágenes sangrientas regresan.
En el capítulo 57 del manga, Krillin se enfrenta a un secuaz de Moro, el malvado hechicero que apuesta con destruir el Universo 7. Para derrotarlo, el guerrero Z lanzó una Kienzan que logra herir a su enemigo haciéndole un corte en la mejilla.
Fuente: Manga Plus.
La tendencia a reducir las crudas imágenes que se transmitían en la señal de televisores de todo el mundo comenzó a partir del año 2009 cuando Dragon Ball Kai salió al aire.
Fuente: Manga Plus.
Este proyecto fue una versión en buena definición más resumida de Dragon Ball Z y sin tanto relleno. Así, los productores pensaban que sería más fiel al manga de Akira Toriyama. Es aquí cuando las escenas que incluyen sangre se ven alteradas para disminuir la sensación de violencia.
El horario de emisión del anime era a las 9 de la mañana de cada domingo, precisamente el mismo que tiene ahora Dragon Ball Super.
En la película Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses, Bulma dice que tiene 38 años, pero según la Cronología oficial, debería tener 45 años en esa fecha (nació el Año 733 y dicho evento ocurre en el 778).