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Ciencia

Arqueólogos descubren una fortaleza de la Edad de Piedra que los humanos usaron para cuidar sus ‘tesoros’

La fortaleza, considerada la más antigua del mundo, fue construida con un alto grado de planificación y organización, desafiando las nociones sobre el desarrollo social en la Edad de Piedra.

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La fortaleza, construida con técnicas avanzadas para su época, demuestra que estas comunidades prehistóricas no solo eran nómadas, sino que tenían jerarquías organizadas. Foto: Chat GPT

Un equipo internacional de arqueólogos, liderado por investigadores de la Freie Universität de Berlín, descubrió en Siberia una fortaleza de 8.000 años de antigüedad. Este sitio, ubicado en un promontorio sobre el río Amnya, aporta pruebas significativas sobre las capacidades arquitectónicas de las sociedades antiguas. Según el profesor Henny Piezonka, líder de la investigación, "el hallazgo confirma que los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra poseían la habilidad de construir estructuras defensivas complejas mucho antes de lo que se creía".

El hallazgo demuestra que estas comunidades poseían un nivel de desarrollo más avanzado de lo que indican los registros arqueológicos tradicionales. Según los investigadores, esta fortaleza, considerada la más antigua del mundo, fue construida con una planificación minuciosa, el empleo de recursos significativos y un destacado grado de organización colectiva.

Este hito arquitectónico evidencia el avanzado conocimiento técnico y la capacidad colectiva de las sociedades antiguas para coordinar grandes proyectos. Además, refleja su comprensión estratégica de la defensa y la importancia de proteger sus asentamientos.

El complejo fortificado se encuentra en un espolón sobre el río Amnya, rico en peces. Foto: Nikita Golovanov

La fortaleza de la Edad de Piedra en Siberia

Esta estructura defensiva, situada en un bosque remoto de Siberia, evidencia el esfuerzo colectivo de una sociedad prehistórica para protegerse. Según los arqueólogos, la construcción tenía muros robustos y estaba estratégicamente emplazada para controlar el acceso a una zona vital.

Vista aérea del río Amnya y el promontorio; abajo: plano general de Amnya I y II, que muestra la ubicación de las zanjas de excavación y los elementos visibles. Foto: Nikita Golovanov

El descubrimiento de la fortaleza junto al río Amnya revela que este no solo servía como fuente de sustento, sino que también era crucial para la supervivencia. La estructura sugiere que las comunidades cazadoras-recolectoras defendían activamente sus territorios, un comportamiento que tradicionalmente se atribuía a sociedades agrícolas más avanzadas. Su diseño innovador y antigüedad resaltan su carácter único, siendo significativamente más antigua que otras fortificaciones conocidas en Europa.

¿Qué tesoros protegían en la fortaleza?

La principal función de la fortaleza era salvaguardar recursos críticos. Los investigadores han identificado que las aguas pesqueras del río Amnya eran el recurso más valioso, dado que proporcionaban alimento durante todo el año. Además, los habitantes de esta sociedad prehistórica cazaban alces y renos con herramientas de piedra y hueso que demuestra un alto grado de destreza artesanal.

El descubrimiento indica que estas comunidades no solo cuidaban sus bienes materiales, sino que también preservaban su cohesión grupal. La evidencia desafía teorías previas que sostenían la ausencia de conflictos entre los cazadores-recolectores. Si se confirma, este hallazgo podría transformar la comprensión de las dinámicas sociales de la Edad de Piedra y destacar a estas comunidades como pioneras en el desarrollo de sociedades complejas.