Un equipo de científicos ha descubierto un ejemplar de proteo (Proteus anguinus), una salamandra subterránea, que ha permanecido inmóvil y sin alimentarse durante más de 11 años en una cueva de Bosnia-Herzegovina. Este hallazgo, fruto de más de una década de observación por zoólogos, revela que este anfibio es capaz de sobrevivir largos periodos sin actividad ni alimento, gracias a sus extraordinarias adaptaciones biológicas.
El proteo es un anfibio que habita en cuevas tranquilas y aisladas, sin depredadores. Para estudiar sus movimientos, los científicos han marcado a varios con tintes inocuos. Los resultados, publicados en la prestigiosa Journal of Zoology, revelan que uno de los proteos no se ha movido en más de 4.000 días, sorprendiendo a los expertos.
El proteo observado en Bosnia desafía el conocimiento previo sobre el comportamiento de los anfibios. El estudio, que comenzó en 2013, permitió a los zoólogos marcar a 26 proteos y rastrear sus movimientos en un área de 350 metros. Normalmente, esta especie recorre unos cinco metros al año, una distancia ya pequeña. Sin embargo, uno de estos ejemplares rompió todas las expectativas al permanecer inmóvil durante más de una década.
El estudio realizado por zoólogos reveló que uno de estos anfibios no se ha movido en más de 4.000 días. Foto: Getty
A lo largo de los seis años que duró el estudio, los investigadores visitaron la cueva de Vruljack cada tres meses para registrar la posición de los proteos. Mientras que la mayoría se desplazó en su entorno, aunque lentamente, este anfibio en particular no mostró signos de movimiento, un fenómeno que asombra a los biólogos. Estos animales suelen vivir hasta 58 años, lo que permite periodos prolongados de inactividad sin consecuencias fatales.
El proteo ha desarrollado adaptaciones excepcionales que le permiten sobrevivir en condiciones extremas. Este anfibio no necesita moverse para encontrar alimento, ya que se nutre de insectos y caracoles que se le acercan. En situaciones extremas, puede alimentarse de sus propios tejidos, permitiéndole sobrevivir hasta una década sin comer. Su metabolismo extremadamente lento reduce su consumo de energía al mínimo, una habilidad clave para su supervivencia en el entorno subterráneo.
Otra característica fascinante es su capacidad para vivir en ambientes con poco oxígeno, lo que le permite adaptarse a la vida en cuevas profundas. Gracias a estas adaptaciones, el proteo puede permanecer inmóvil durante largos periodos, sin que esto afecte su salud o longevidad. Los científicos continúan investigando cómo este animal logra mantener su cuerpo en equilibrio durante años sin moverse.
El proteo reduce su actividad metabólica y puede alimentarse de sus propios tejidos, lo que le permite sobrevivir en condiciones adversas. Foto: Iztok Medja
A pesar de que la mayoría de los proteos no se mueven mucho, algunos ejemplares han mostrado un comportamiento sorprendente. Uno de los animales estudiados recorrió 38 metros en 230 días, una distancia considerable para esta especie. Sin embargo, este tipo de comportamiento es raro. Los científicos observaron que solo en 10 ocasiones uno de los proteos se desplazó más de 10 metros en un solo paseo, lo que subraya la excepcionalidad de su inactividad.
Estos animales, que no suelen medir más de 40 centímetros de largo, habitan en cuevas donde no enfrentan depredadores. Esto les permite vivir en un estado de reposo casi constante, sin la necesidad de huir ni buscar refugio. Gracias a su hábitat protegido y sus asombrosas adaptaciones, estos anfibios son capaces de sobrevivir en condiciones que, para otras especies, serían letales. La longevidad de los proteos es otro aspecto que los diferencia, con algunos individuos superando los 58 años de vida.
El ajolote (Ambystoma mexicanum), un anfibio endémico del Valle de México, fue considerado un símbolo sagrado en la mitología azteca, asociándose con el dios Xólotl, el dios del fuego y el rayo. En la cultura azteca, el ajolote era venerado por sus características únicas, como su capacidad para mantener una apariencia larval a lo largo de toda su vida, un fenómeno conocido como neotenia.
Su aspecto y su habilidad para regenerar extremidades y órganos internos le conferían una conexión especial con las deidades que representaban la transformación y la regeneración, atributos fundamentales en las creencias aztecas.
La conservación de este anfibio es crucial para preservar tanto su legado cultural como su valor científico. Foto: National Geographic.
El axolote, como también se le conoce, representa un vínculo entre la biología moderna y las antiguas creencias. A pesar de su estatus sagrado, este animal enfrenta serias amenazas debido a la pérdida de hábitat y la contaminación. La conservación de este anfibio es crucial para preservar tanto su legado cultural como su valor científico, subrayando la importancia de proteger el área biológica de América Latina.