La frecuencia con la que cambiamos nuestras sábanas es un elemento clave que a menudo pasamos por alto. Mantener la cama limpia y libre de estos microorganismos es crucial para evitar problemas de salud como alergias, asma e infecciones de la piel. Dormir en un entorno higiénico favorece un mejor descanso, así como también previene enfermedades relacionadas con la exposición a alérgenos y microorganismos.
La higiene del sueño es un aspecto fundamental para nuestro bienestar y va mucho más allá de la elección del colchón o la cantidad de horas de descanso. Mientras dormimos, nuestro cuerpo libera células muertas, sudor y fluidos corporales que se acumulan en las sábanas, lo que las convierte en un caldo de cultivo para ácaros, bacterias y hongos.
Lo recomendable es dormir 8 horas diarias, puesto que ayuda a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas. Foto: Tetra Images
La recomendación general de los expertos es que las sábanas se cambien al menos una vez por semana. Según Charles Gerba, microbiólogo de la Universidad de Arizona, esta práctica regular ayuda a reducir significativamente la cantidad de alérgenos presentes en la cama, lo que mejora la calidad del sueño y protege nuestra salud. “Cuanto más tiempo pasen las sábanas sin lavar, más posibilidades hay de que se acumulen ácaros del polvo, lo que podría desencadenar reacciones alérgicas y empeorar condiciones como el asma”, explica Gerba.
El dermatólogo Alejandro Ruiz, del Hospital Clínico de Barcelona, coincide en la importancia de este hábito. De acuerdo con el doctor, cambiar las sábanas semanalmente es una de las maneras más efectivas de prevenir la acumulación de bacterias y ácaros, que son perjudiciales para la salud respiratoria. “Lavar las sábanas regularmente no solo mejora la higiene, sino que también contribuye a un descanso más reparador al mantener el entorno de sueño limpio y libre de irritantes”, asegura Ruiz.
Los expertos sugieren cambiar las sábanas 1 vez por semana mínimo. Foto: ABC
Aunque la recomendación general es cambiar las sábanas una vez a la semana, hay situaciones específicas en las que es aconsejable aumentar la frecuencia de los lavados. Esto puede variar según factores como el clima, la presencia de enfermedades o el estilo de vida de cada persona.
Para prolongar la limpieza de las sábanas, es importante adoptar ciertos hábitos en nuestra rutina diaria. Uno de los más efectivos es evitar sentarse en la cama con ropa de calle o tocar las sábanas con las manos sucias, ya que esto puede transferir bacterias y suciedad. Además, se recomienda ducharse antes de dormir para eliminar la suciedad del cuerpo y evitar que se transfiera a las sábanas.
Otro consejo útil es no dormir con el cabello húmedo, puesto que la humedad puede favorecer la proliferación de hongos y bacterias en la cama. La ventilación del dormitorio también juega un papel importante. Abrir las ventanas diariamente y permitir la entrada de luz solar ayuda a desinfectar la habitación de manera natural y a reducir la acumulación de humedad.
Además de los beneficios para la salud física, dormir en sábanas limpias tiene un impacto positivo en el bienestar emocional. Según varios psicólogos, cambiar las sábanas regularmente no solo mejora la calidad del sueño, sino que también puede aumentar nuestra sensación de confort y relajación. Dormir en una cama fresca y limpia crea un ambiente propicio para un descanso más reparador, lo que contribuye a nuestro bienestar general.
El simple hecho de lavar las sábanas no siempre es suficiente; la temperatura del agua es un factor clave para eliminar eficazmente los microorganismos. Los expertos recomiendan lavar las sábanas a una temperatura de 60 grados centígrados, ya que el agua caliente es más eficaz para eliminar ácaros y bacterias. Además, se recomienda usar detergentes hipoalergénicos, especialmente en hogares con personas que sufren de asma o alergias.