Los fósiles son los restos, huellas o impresiones de organismos que vivieron en épocas geológicas pasadas y que se han conservado en las rocas de la corteza terrestre. Estos pueden incluir partes duras del organismo, como huesos, conchas, dientes o troncos de árboles, así como huellas, impresiones de hojas o rastros de la actividad de un organismo, como madrigueras o excremento.
Los fósiles son una evidencia crucial para el estudio de la historia de la vida en la Tierra, ya que nos proporcionan información sobre especies extintas. Sin embargo, todas tienen algo en común, son la materia dura que dejaron atrás. No obstante, un reciente descubrimiento cuestionaría la fosilización de algunos animales y los presentaría como atípicos.
Este animal fue encontrado tras 520 millones de años. Foto: Nature
El fósil de 520 millones de años que conserva el cerebro y los intestinos de una larva de gusano en un estado muy bueno. Según el artículo publicado en Popular Mechanics, un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Durham, en Inglaterra, realizó un análisis detallado de un fósil excepcionalmente bien conservado, conocido como Youti yuanshi.
El equipo de investigadores utilizó técnicas avanzadas de imagen 3D basadas en escaneos de tomografía de rayos X de sincrotrón, lo que les permitió revelar con gran detalle la estructura interna de esta antigua criatura. Según Katherine Dobson, coautora del estudio publicado en la revista Nature, “en esta increíble larva diminuta, la fosilización natural logró una conservación casi perfecta”.
La fosilización de la larva. Foto: Nature
Este descubrimiento también permitió a los científicos identificar conexiones evolutivas entre los antiguos artrópodos y sus descendientes actuales. En la larva se preservó una región cerebral conocida como protocerebro, lo que ha permitido a los investigadores observar cómo esta estructura evolucionó para convertirse en el "nudo" en la cabeza de los artrópodos modernos.
Esta adaptación ha sido clave para su capacidad de prosperar en diversos ambientes, desde las profundidades oceánicas hasta todos los continentes, incluida la Antártida.
Los fósiles se forman a través de los años. Foto: Geociclopedia
Martin Smith, el investigador principal del estudio, expresó en un comunicado de prensa su asombro ante el hallazgo: "Cuando imaginaba el fósil ideal que me gustaría descubrir, siempre pensaba en una larva de artrópodo, ya que los datos sobre su desarrollo son esenciales para entender su evolución. Pero, dado que las larvas son tan diminutas y frágiles, pensaba que las probabilidades de encontrar una fosilizada eran prácticamente nulas. Cuando vi las impresionantes estructuras conservadas bajo su piel, me quedé boquiabierto: ¿cómo es posible que estas intrincadas características hayan evitado la descomposición y sigan aquí, 500 millones de años después?"
Actualmente, los científicos consideran que han tenido una suerte excepcional al encontrar una criatura tan bien preservada, que les proporciona una visión única de cómo era la vida en épocas tan remotas.