Ruby Reynolds, una niña de apenas 11 años, junto con su padre, Justin Reynolds, encontraron lo que se determinó como parte de la mandíbula de un ictiosaurio, un gigantesco reptil marino que habitó nuestros mares hace más de 200 millones de años. Este descubrimiento se dio en las costas de Somerset, Inglaterra, y proporciona evidencia concreta de los tamaños que estos reptiles marinos podían alcanzar.
La pieza encontrada forma parte de una de 2 m, el surangular de la mandíbula, un indicativo claro del tamaño monumental del animal. Los expertos de la Universidad de Bristol y la Universidad de Manchester, quienes estudiaron el fósil, indican que se trata de una nueva especie denominada Ichthyotitan severnensis. El hallazgo ocurre luego de que, en 1881, también una niña descubriera el primer fósil científicamente identificado de un ictisaurio.
El descubrimiento se realizó en la playa de Blue Anchor, en 2020. Ruby, quien siempre mostró interés por los fósiles y la historia natural, notó algo inusual entre las rocas y el sedimento. Junto a su padre, desenterraron cuidadosamente lo que inicialmente parecía ser una gran piedra. Al darse cuenta de la textura y la forma peculiar del objeto, decidieron contactar con expertos locales, quienes confirmaron la naturaleza del hallazgo.
Los expertos de la Universidad de Bristol y la Universidad de Manchester indican que se trata de una nueva especie denominada Ichthyotitan severnensis. Foto: Instagram/@dean_r_lomax.
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“Los dos estábamos entusiasmados porque nunca habíamos encontrado un trozo de hueso fosilizado tan grande”, dijo Reynolds, quien, según el medio The New York Times, lleva 12 años buscando fósiles cerca de su casa en Braunton en compañía de su hija. Además, Justin reveló que su hija siguió buscando en la playa y añadió que “no tardó en encontrar otro trozo de hueso mucho más grande”.
El descubrimiento se realizó en la playa de Blue Anchor, Inglaterra, en 2020. Foto: Instagram/@dean_r_lomax
Justin Reynolds se comunicó con Dean Lomax, de la Universidad de Bristol, y Paul de la Salle, coleccionista aficionado de fósiles, para iniciar la indagación. Las investigaciones preliminares indicaron que el fósil pertenecía a un periodo conocido como el Triásico tardío, momento en el cual los ictiosaurios dominaban los mares. La preservación del fósil permitió a los científicos estudiar detalladamente las características del animal.
De acuerdo a Dean Lomax, "inevitablemente, en los grandes eventos de extinción, por supuesto, las cosas grandes son las primeras en desaparecer". Foto: Especial/Sergey Krasovskiy
“Antes había indicios de que existían estos ictiosaurios gigantes cerca del límite entre el periodo Triásico y el Jurásico, pero la cantidad de pruebas se está volviendo incontrovertible en este momento”, señaló Erin Maxwell, paleontóloga del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en Alemania, quien no participó en el estudio.
Justin Reynolds se comunicó con Dean Lomax, de la Universidad de Bristol, y Paul de la Salle, coleccionista aficionado de fósiles, para comenzar la investigación. Foto: Lomax et al., PLoS ONE 2024
Las estimaciones proponen que el Ichthyotitan podría haber medido hasta 25 m de largo. Foto: Instagram/@dean_r_lomax
Para confirmar su identidad, los investigadores colaboraron con Marcello Perillo, paleontólogo de la Universidad de Bonn, en Alemania. Bajo el microscopio, encontró fibras de colágeno entrecruzadas, un rasgo propio de los ictiosaurios. Los análisis utilizaron tecnologías avanzadas, como la tomografía computarizada y la microscopía electrónica. Estas técnicas permitieron reconstruir digitalmente la mandíbula.
El estudio, publicado en la revista científica PLOS ONE, detalla cómo el Ichthyotitan severnensis se diferencia de otros ictiosaurios conocidos por su estructura ósea y tamaño. Los datos recolectados sugieren que este reptil tenía una dieta dominada por grandes animales marinos, lo que lo coloca en el tope de la cadena alimenticia de su tiempo.
Las estimaciones sugieren que el Ichthyotitan podría haber medido hasta 25 m de largo, dimensión que compite con la de una ballena azul, por lo que se convertiría en el reptil marino más grande conocido por la ciencia. “Inevitablemente, en los grandes eventos de extinción, por supuesto, las cosas grandes son las primeras en desaparecer, y en este caso, literalmente, las cosas más grandes del océano fueron aniquiladas, y toda esta familia desapareció”, indica Lomax.
El ictiosaurio es un tipo de reptil marino que vivió durante la era Mesozoica, aproximadamente entre 250 y 90 millones de años atrás, en los períodos Triásico, Jurásico y Cretácico. El nombre "ictiosaurio" proviene del griego y significa "lagarto pez" debido a su apariencia similar a la de un pez con su cuerpo aerodinámico y su cola en forma de media luna.
Estos animales fueron altamente adaptados a la vida acuática. Sus características físicas incluyen un cuerpo alargado, una gran aleta dorsal y aletas que se asemejan a las de los peces modernos. Los ictiosaurios también tenían enormes ojos, lo que sugiere que contaban con una visión muy aguda, posiblemente para cazar a sus presas en condiciones de poca luz bajo el agua.