En Libia, el paso de la intensa tormenta Daniel ha devastado las ciudades del noreste. Al menos 11.000 personas fallecidas, miles de desapariciones, además de inundaciones y grandes pérdidas materiales, son algunos de los estragos. Los impactos también se hicieron notar en las zonas menos pobladas, como es el caso del desierto ubicado en la región Cirenaica.
Las fuertes precipitaciones ocasionaron la creación de lagos en amplios territorios desérticos, los cuales han podido registrarse en imágenes con tecnología desde el espacio. El programa europeo Copérnico compartió las fotografías obtenidas con su satélite Sentinel 2, recientemente.
En una de las imágenes, publicadas en la cuenta oficial de Twitter del programa, puede verse una muestra del territorio desértico, completamente árido. Paralelamente, se muestra una imagen de la misma área, capturada 10 días después. Ahora, se observa la presencia de numerosas manchas azules que representan cuerpos de agua sobre la arena.
Se estima que algunos de los lagos llegan a sobrepasar los 10 kilómetros de longitud. A diferencia de este inusual fenómeno, generalmente, las precipitaciones en el desierto suelen alcanzar menos de 50 milímetros anuales.
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La tormenta Daniel es un ciclón —como se denomina a fuertes vientos acompañados de lluvia— mediterráneo de larga duración que ha estado activo desde que inició como un sistema meteorológico de baja presión, a inicios de mes, según explicó Hannah Cloke, especialista en hidrología, en un comunicado de la Universidad de Reading.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, con el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) y el calentamiento de la atmósfera, los fenómenos climáticos relacionados con el ciclo del agua, como las tormentas, se intensifican. El calentamiento de temperaturas eleva la humedad del aire y promueve el aumento de lluvias.