Este 21 de julio, se festeja el Día Mundial del Perro, una fecha en la que celebramos la compañía de estas mascotas en nuestros hogares. A propósito de ello, si tú también eres dueño de uno, quizás te hayas percatado de que, cuando nuestro fiel amigo de cuatro patas se encuentra relajado, suele mostrar una mirada que siempre nos transmite ternura. ¿A qué se debe eso?
Takefumi Kikusui, especialista en comportamiento animal de la Universidad de Azabu en Sagamihara (Japón), sostiene que la respuesta reside en la domesticación de los perros por parte del ser humano e involucra a una sustancia clave: la oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor.
La oxitocina funciona como un mensajero químico en el cerebro. Su rol es afianzar distintos tipos de interacciones sociales, tales como la confianza, el reconocimiento, el apego romántico, el vínculo madre/padre e hijo, entre otras relaciones que los científicos continúan descubriendo.
La hormona oxitocina jugaría un papel clave en la mirada enternecedora de los perros. Foto: Flickr
Kikusui, en su artículo publicado en la revista Science, sugiere que la domesticación de los canes, un proceso que habría iniciado hace 32.000 años aproximadamente, ha permitido que los niveles de oxitocina de estos animales y los humanos estén sincronizados mutuamente.
En su investigación, Kikusui y sus colegas convencieron a 30 personas de que llevaran a sus mascotas ―entre ellos algunos lobos criados a mano― a un laboratorio para realizar un experimento.
En primer lugar, los agruparon en parejas (dueño y su respectiva mascota) y procedieron a recolectar muestras de orina de ambos individuos.
Luego, les pidieron a los dueños que acariciaran y le hablaran a su can para buscar contacto visual mutuo por al menos 30 minutos.
Finalmente, el equipo volvió a recopilar nuevamente muestras de orinas.
Tras analizar los fluidos, los científicos descubrieron que los perros, sean machos o hembras, aumentaron sus niveles de oxitocina en un 130%, mientras que, en el caso de sus respectivos dueños, sean hombres o mujeres, dicho nivel se incrementó en un 300%.
Estos valores, sin embargo, no se cumplieron en las parejas de perros-humanos y lobos-humanos que se miraron uno al otro por poco tiempo.
“Estos hallazgos respaldan la existencia de un ciclo positivo entre especies mediado por oxitocina, y facilitado y modulado por la mirada, que puede haber respaldado la coevolución del vínculo humano-perro al involucrar modos comunes de comunicación del apego social”, detalla el artículo.
"Definitivamente, creo que la oxitocina estuvo involucrada en la domesticación", añadió Jessica Oliva, psicóloga animal de la Universidad de Monash en Melbourne, quien no participó en el estudio.