Aunque la Tierra parezca inmutable, distintos procesos geológicos están continuamente cambiando su aspecto. Ahora, geólogos han descubierto una extensa capa terrestre ubicada entre el manto y el núcleo de la Tierra que puede ser el fondo de un antiguo océano hundido hace millones de años.
Los científicos realizaron el hallazgo cuando estudiaban el interior del planeta mediante la detección de ondas sísmicas causadas por los terremotos, cuyos ecos eran captados por 15 sensores situados en la Antártida.
Este 'océano caliente' fue identificado porque frenaba la reverberación de las ondas sísmicas bajo la superficie, motivo también por el cual recibe la denominación técnica de zona de ultrabaja velocidad (ULVZ).
La corteza oceánica puede viajar hasta lo profundo de la Tierra a través de las zonas de subducción, el límite entre dos placas tectónicas.
Así, el material rocoso que antes formaba parte del lecho marino se distribuiría en el límite entre el núcleo externo y el manto, a casi 2.900 kilómetros de profundidad, dando como resultado un mar caliente de restos de basaltos y otros minerales.
Si bien la región hallada no se encuentra debajo de una zona de subducción actual, las simulaciones revelan que, por su espesor, composición y distribución heterogénea, esta podría ser el resultado de un océano subducido hace millones de años a causa del movimiento tectónico, indica el estudio de la revista Science Advances.
El 'océano caliente', indican los expertos, tiene una densidad mayor que el resto del manto profundo y posee un grosor de decenas de kilómetros que lo haría ver como un lápiz al lado de las capas terrestres principales.
Estudios anteriores habían identificado parches aislados de esta región, sin embargo, la nueva investigación sugiere que esta zona en realidad puede estar envolviendo todo el núcleo terrestre.
Pese a ser una capa delgada, el equipo de expertos asegura que esta zona caliente tendría montañas más altas que el Everest, el macizo que ocupa el mayor récord sobre la superficie terrestre.
“El grosor del material varía desde unos pocos kilómetros hasta decenas de kilómetros. Esto sugiere que estamos viendo montañas en el núcleo, en algunos lugares hasta cinco veces más altas que el monte Everest”, sostuvo Edward Garnero, un coautor del estudio.
Asimismo, agregó que estas "montañas" subterráneas pueden desempeñar un papel importante en la forma en que el calor se escapa del núcleo, la parte del planeta que alimenta el campo magnético
La investigación es crucial para comprender a gran escala la composición de la zona ubicada entre el manto y el núcleo, una región de una dramática transición entre la roca sólida y el metal fundido.