Un buque nazi que fue hundido durante la Segunda Guerra Mundial viene contaminando con químicos tóxicos el fondo del océano Atlántico desde hace 80 años.
Entre estas sustancias figuran los hidrocarburos aromáticos policíclicos o PAH (que se encuentran en el carbón, el petróleo crudo y la gasolina), algunos metales pesados como el níquel y el cobre y varios compuestos explosivos.
A raíz de ese hallazgo, descrito en un artículo de la revista Frontiers in Marine Science, los científicos sospechan que otros naufragios de guerra de dicho conflicto bélico podrían representar un riesgo similar para el ambiente marino.
Los científicos analizaron el V-1302 John Mahn, un barco hundido por la fuerza aérea británica. Foto: VLIZ
Un equipo de científicos, liderado por Maarten De Rijcke del Instituto Marino de Flandes (Bélgica), buscaba analizar si algunos antiguos naufragios todavía afectan a las comunidades de microbios y sedimentos marinos.
Por su mayor accesibilidad eligieron el barco V-1302 John Mahn, un arrastrero de pesca alemán convertido en bote patrullero por la antigua marina de guerra alemana (Kriegsmarine), y que ahora yace en el lecho marino de la costa belga del Mar del Norte.
Los expertos tomaron muestras del casco de acero del buque nazi y del sedimento a sus alrededores. Así, descubrieron que las concentraciones más altas de metales estaban más cerca de la carbonera y que las de PAH estaban más cerca del barco.
“Los metales pesados pueden provenir de varias fuentes: la estructura metálica dentro del naufragio puede ser una fuente de iones metálicos, así como el combustible (carbón), la pintura y los lubricantes”, dijo De Rijcke ante LiveScience.
En tanto, “los PAH y los explosivos están más claramente vinculados a la carga de combustibles fósiles y municiones”, añadió.
“El público en general a menudo está bastante interesado en los naufragios debido a su valor histórico, pero el impacto ambiental potencial de estos naufragios a menudo se pasa por alto”, dijo en un comunicado Josefien Van Landuyt, otro autor del estudio de la Universidad de Gante.
Se estima que los naufragios de la Primera y la Segunda Guerra Mundial contienen en total entre 2,5 millones y 20,4 millones de toneladas de productos derivados del petróleo.
Si bien muchos de los productos químicos eran peligrosos, después de 80 años bajo el mar ya son inofensivos.
Debido a ello, los investigadores también notaron que alrededor de los naufragios han crecido microorganismos que se han adaptado a vivir cerca de a embarcación y algunos incluso lo utilizaban como alimento.
“Vemos un aumento de bacterias que degradan PAH cerca del búnker de carbón, lo que indica que algunas bacterias se están beneficiando de la disponibilidad de este químico como recurso”, sostuvo De Rijcke.
Los microorganismos se estaban adaptando a los productos químicos que se filtraban y a los metales de la embarcación. Foto: VLIZ