Según la ciencia, existe una forma de alargar la esperanza de vida de cualquier mamífero, incluido, posiblemente, la de los seres humanos. El método —sencillo por estar al alcance de todos, pero peligroso por los efectos que conlleva— es consumir menos calorías al día, exactamente un 30% de la cantidad habitual.
Con esta práctica se podría vivir más años y con mejor salud durante más tiempo. También habría menos riesgo de sufrir enfermedades asociadas al envejecimiento como el cáncer, el alzheimer y la diabetes.
El hallazgo de que comer poco incrementa la vida de los mamíferos fue anunciado por un equipo de científicos de China, que experimentaron en dos grupos de roedores adultos de 18 a 27 meses de edad (equivalente a los 50 y 70 años en humanos).
En el primer grupo estaban los ratones que comían lo que querían y, en el segundo, los que comían un 30% menos de calorías, indica su investigación publicada en 2020 en la revista Cell.
El estudio determinó que las ratas con una dieta de restricción calórica tuvieron menos de la mitad de indicadores de envejecimiento a comparación de sus compañeras con una dieta normal. Dicho beneficio solo es patente en individuos mamíferos adultos, más o menos a la mitad de sus vidas.
La investigación fue posible haciendo uso de la tecnología de secuenciación de ARN de células individuales (200.000 en total), los expertos pudieron conocer qué genes radican en cada célula, cuál es su función y cómo se comunican con otras células a lo largo de sus vidas.
Así revelaron el atlas celular más detallado de cómo envejece un mamífero y también cuáles son los genes y procesos moleculares más afectados con la edad. Estos tienen que ver con el metabolismo, la inflamación y el sistema inmune (el cual se desregula en las ratas que comieron sin control).
“El problema es que durante el envejecimiento hay una desregulación muy pronunciada del sistema inmune que da lugar a un estado de inflamación sistémica crónica y a la aparición de enfermedades asociadas a la edad”, señaló Concepción Rodríguez, coautora del estudio, en una nota de El País.
“La posibilidad de reprogramar ese estado inflamatorio aberrante mediante la restricción calórica sin duda nos proporciona una nueva herramienta para el posible tratamiento de enfermedades asociadas al envejecimiento”, precisó la investigadora.
En teoría, esto también es posible en los humanos, pero puede ser peligroso según el conocimiento actual de la medicina.
Según Healthline, un portal especializado en distintas ramas de la medicina, cuando una persona se somete a una restricción calórica excesiva, nuestra salud puede verse dañada de múltiples formas.
Por ejemplo, puede causar fatiga extrema o anemia, debilitar los huesos, hacer que sea más difícil satisfacer las necesidades diarias de nutrientes o debilitar la inmunidad frente a infecciones como un resfriado común. Dichas condiciones empeoran, además, si no se acompaña con ejercicios.
En la vida real existen indicios en roedores y primates que comer menos calorías mejora los marcadores de salud básicos. No obstante, los resultados no se pueden extender todavía a los humanos debido a la dificultad de realizar estudios en miles de voluntarios con distintas necesidades calóricas y monitorearlos durante décadas.