Ingenieros de China han culminado la construcción de una ambiciosa estructura que podría solucionar los problemas energéticos en la Tierra. Se trata de una torre que recibirá energía solar directamente de satélites en el espacio, la cual será enviada como energía eléctrica para su uso cotidiano en la superficie.
El proyecto promete recolectar continuamente energía solar desde el espacio —donde el sol nunca se pone— para que dicha actividad ya no dependa del día o un cielo despejado.
Esta antena terrestre promete recibir energía solar capturada por los satélites en el espacio. Foto: Universidad de Xidian.
La planta de energía solar espacial (SSPS, por sus siglas en inglés) es una estructura de acero de 75 metros de altura y se ubica en el campus sur de la Universidad de Xidian, la institución china a la que pertenece el equipo de desarrolladores, liderado por Duan Baoyan.
Asimismo, forma parte del proyecto chino SSPS-OMEGA (Orb-Shape Membrane Energy Gathering Array), una estación orbital que convertirá energía del Sol en microondas o láser para distribuirla a varias estaciones terrestres.
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Según el equipo de científicos, los satélites en la órbita terrestre recolectarán fotones del Sol y, mediante el uso de células fotovoltaicas, los convertirán en electricidad.
Luego, dicha energía será transmitida en forma de ondas microondas hasta los receptores de la Tierra, se explica en un comunicado de la Universidad de Xidian.
Este método de conversión de la energía solar tiene sus orígenes en la década de 1960, con las ideas del ingeniero aeroespacial Peter Glaser.
La propuesta de Glaser continúa tan vigente que la NASA incluso estudia la viabilidad de un proyecto similar a OMEGA, denominado SPS-ALPHA (Solar Power Satellite via Arbitrarily Large PHased Array). Dicho plan consiste en un satélite en el espacio compuesto por varios otros más pequeños que podrían transmitir energía al planeta azul.
La NASA también tiene su propuesta para la recolección de energía solar espacial, denominada SPS-ALPHA. Foto: NASA
A la luz de ensayos para el proyecto OMEGA, los ingenieros chinos informaron sobre una prueba exitosa en la que se transmitió energía eléctrica en forma de microondas a una distancia de 55 metros.
Dicho trecho, sin embargo, aún es corto comparado con la distancia entre la superficie y la ubicación más segura para los satélites (la órbita terrestre baja, entre 150 y 2.000 km por encima del suelo).
Por esa razón, aunque la edificación de la antena es un gran paso para el proyecto OMEGA, este todavía se encuentra “a generaciones” de ser funcional, señala el líder del proyecto.
“El objetivo final debe tomar muchos años y el esfuerzo de muchas personas para lograrlo, pero podemos comenzar a trabajar en él ahora y comenzar con todas las posibilidades”, precisó Baoyan.
Asimismo, otro problema que puede interrumpir su pronta ejecución es el elevado coste de enviar un gran enjambre de satélites y construir recolectores solares.