El astrónomo Kailash C. Sahu, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Baltimore, y un amplio conjunto de expertos presentaron la primera “detección inequívoca” de un agujero negro ‘errante’ que viaja a la deriva dentro de la Vía Láctea. Según los resultados preliminares del hallazgo, que se encuentran en la plataforma de arxiv.org, el objeto posee 7 masas solares y está ubicado a 5.000 años luz de la Tierra.
La identificación de este agujero negro se logró gracias a los mecanismos del telescopio Hubble. Sahu confirmó que la luz de una estrella se había magnificado, por lo que asociaron al fenómeno con la presencia cercana de un objeto masivo. Tuvieron que transcurrir seis años desde la primera pista para concluir que se trataba de un lente gravitacional.
Este efecto se produce si un objeto muy compacto o de gran masa se encuentra entre la Tierra y otro más distante; a continuación, debido a la curvatura del espacio-tiempo causada por el objeto masivo, en los telescopios aparece una imagen distorsionada, pero magnificada, de la región más lejana.
Así, la posición de la estrella pareció sufrir cambios.
“Es súper emocionante (...). De hecho, podemos probar que hay agujeros negros aislados (otra forma de llamar a estos objetos errantes)”, exclamó Marina Rejkuba, del Observatorio Europeo Austral en Alemania, coautora del artículo. “Es la punta del iceberg”, completó la idea Kareem El-Badry, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.
Luego de descartar la presencia de una estrella fallida o enana marrón, y comprobar que el efecto duraba el tiempo estimado dada la influencia gravitatoria del agujero negro, Sahu confirmó la validez de sus observaciones.
Esta región cumple con algunas características de un agujero negro: altera el movimiento de los objetos a su alrededor y deforma la luz que pasa a su alrededor. Imagen referencial: CFa
El evento que expulsó al objeto es un enigma, sin embargo, los autores mantienen la hipótesis de que fue expulsado por la energía aplastante de la supernova que marcó su nacimiento, es decir, la explosión de la estrella que terminó colapsando y formando el agujero negro.
El equipo calculó que el agujero negro se desplaza a una velocidad media de 45 km por segundo. Aunque no está claro cuándo comenzó su viaje tras ser expulsado de su lugar de origen, Sahu dijo que pudo haberse iniciado hace 100 millones de años.
David Bennett, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, coautor del artículo, acotó: “Ha habido detecciones de candidatos a agujeros negros antes, pero no tenían estas medidas astrométricas. Esta técnica es la mejor para hallar agujeros negros de masa estelar aislados. La detección de otros agujeros negros se logró porque no son aislados”.
Queda esperar que el telescopio Gaia, de la Agencia Espacial Europea, y el Observatorio Vera C. Rubin, en Chile, cuya calidad tecnológica superaría a Hubble, mapeen posiciones de estrellas en la Vía Láctea y detecten nuevos agujeros negros de masa similar a la del Sol.