La defensa planetaria ante un cuerpo potencialmente destructivo ha vuelto a ser tema de discusión con la última gran película de Netflix, Don’t look up (No mires arriba). En este fiel retrato del negacionismo contemporáneo, una pareja de astrónomos intenta advertir la colisión de un cometa que acabará con la vida en la Tierra, pero son despreciados por la burbuja política, mediática y multimillonaria.
Para evitar un escenario catastrófico en la realidad, los científicos monitorean objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que representen una amenaza. Y desde hace algunos años, incluso ya consideran métodos para evitar el choque.
El plan del impacto cinético consiste en una nave que choque contra los asteroides y cambie su trayectoria como en un juego de billar. Entre todas las opciones, la agencia espacial estadounidense considera que es el plan “más simple y, tecnológicamente, más maduro”.
La primera misión de este tipo ya despegó al espacio en noviembre de 2021 e impactará su objetivo en 2022. Comandada por la NASA, la nave DART chocará contra el asteroide Dimorphos, un objeto de 160 metros de diámetro clasificado como “cercano a la Tierra” (a 11 kilómetros en su distancia más próxima).
Además, a casi un mes de su lanzamiento, DART ya ha enviado sus primeras imágenes, mientras viaja a 6,6 kilómetros por segundo en el vacío del espacio.
La nave DART planea impactar contra el asteroide binario Didymo-Dimorphos para alterar su órbita y cambiar su dirección. Foto: NASA
China, por otro lado, también proyecta lanzar 23 cohetes que desvíen Bennu, el asteroide de 85,5 millones de toneladas más estudiado por la NASA que podría acercarse a la Tierra entre los años 2175 y 2199. Aunque la posibilidad de impacto es solo del 0,0037%, su recorrido es continuamente monitoreado por la sonda OSIRIS-REX de la NASA.
Otro potencial método es el lanzamiento de un misil nuclear que destruya el objeto amenazante. Con el impacto, que fácilmente podría ser más potente que la bomba de Hiroshima, los expertos indican que la pérdida de masa y los escombros del asteroide podrían cambiar el rumbo de la gran roca.
Sin embargo, este proyecto es controvertido entre los científicos y políticos, ya que el planeta Tierra tendría que lidiar con los fragmentos del impacto y potenciales residuos nucleares.
La estrategia consiste en que una nave masiva se ubica lo suficientemente cerca a un asteroide (aunque sin tocarlo) y, durante un tiempo viajando con él, puede generar un “tirón gravitatorio” que lo desvíe de su curso de colisión.
Según la NASA, teóricamente puede funcionar en objetos menores de 500 metros de diámetro, los cuales representan los objetos más peligrosos para la vida en la Tierra.
La ablación láser consiste en un enjambre de pequeñas naves que pueden emitir un rayo láser en el mismo punto de un asteroide hasta vaporizar parte de su superficie. Según The Planetary Society, el material es expulsado en una columna de gas que ejercería una fuerza de empuje sobre el asteroide, impulsándolo lentamente lejos de su curso natural.
Entre las ventajas del método está que puede ser efectivo en asteroides de toda escala y composición.
Técnica de la ablación láser para cambiar la trayectoria de un asteroide de riesgo. Foto: The Planetary Society
Por ahora, la buena noticia es que ningún asteroide que represente una gran amenaza colisionará con la Tierra en los próximos 100 años. Hasta entonces, se espera que algún método ya haya brindado frutos y tengamos más conocimiento de la composición y trayectoria de los cuerpos amenazadores.