La pandemia parecía estabilizarse en los últimos meses, pero una nueva variante del coronavirus detectada principalmente en Sudáfrica y ahora nombrada Ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha generado la preocupación de los científicos y gobiernos debido a su “número extremadamente alto” de mutaciones.
Hasta ahora se han detectado alrededor de 80 casos de esta versión del SARS-CoV-2 entre Sudáfrica, Botsuana, Hong Kong y Bélgica.
Inicialmente identificada como B.1.1.529, tiene un total de 50 mutaciones, casi el doble que la variante Delta, la cual predomina a nivel global.
Las mutaciones son cambios genéticos que aparecen en el virus a medida que este se transmite de un huésped a otro. La mayoría de estas alteraciones son inocuas, pero algunas pueden volver al patógeno más contagioso o resistente al sistema inmunitario, como sucedió con Delta y otras variantes.
De acuerdo con los datos publicados por Tom Peacock, virólogo del Imperial College de Londres, 32 mutaciones de la nueva variante alteran su proteína S (spike o espícula), la parte del coronavirus que le permite entrar en las células e infectarlas.
Algunas de esas mutaciones son N501Y, K417N, T478K y P618H, las cuales están presentes en las variantes peligrosas Alfa, Beta, Gamma y Delta, pero nunca se han visto juntas.
Peacock afirma que esta combinación de mutaciones es “realmente horrible”, por lo que debería ser muy vigilada.
Micrografía electrónica de transmisión (TEM) coloreada de partículas de coronavirus SARS-CoV-2. Foto: Servicio Nacional de Infecciones / SCI.
Otras dos mutaciones de Ómicron aumentan la infectividad del virus y le permiten escapar a ciertos anticuerpos, según un estudio de laboratorio de Ravi Gupta, profesor de microbiología clínica en la Universidad de Cambridge.
“Ciertamente parece una preocupación importante en función de las mutaciones presentes”, le dijo al medio británico The Guardian.
Además de su potencial de volver al virus más peligroso, las mutaciones en la proteína S son preocupantes porque la mayoría de vacunas se basan en la versión original de esta parte del virus para preparar al sistema inmunitario ante una futura infección.
“La evidencia preliminar sugiere un mayor riesgo de reinfección con esta variante, en comparación con otras variantes de preocupación”, indicó el grupo de expertos de la OMS encargado de seguir la evolución del SARS-CoV-2.
Según el Instituto nacional de enfermedades transmisibles (NICD) de Sudáfrica, se han confirmado 77 casos de la variante Ómicron en el país. Esta situación ha suscitado un pronunciamiento de sus científicos y autoridades.
“Lo que nos preocupa es que esta variante no solo podría tener una capacidad de transmisión mayor, sino que también podría ser capaz de eludir partes de nuestro sistema inmunitario”, declaró en una rueda de prensa Richard Lessells, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad KwaZulu-Natal, en Sudáfrica.
Sudáfrica enfrenta una nueva ola de contagios por la variante Ómicron. Foto: EFE
El Ministerio de Sanidad, por su parte, sospecha que el rápido aumento de contagios de las últimas semanas en el país se debe a esta nueva variante y no a la Delta, como señalaban inicialmente.
Ómicron representa una “amenaza mayor” y “refuerza el hecho de que este enemigo invisible al que nos enfrentamos es muy imprevisible”, declaró el ministro de Sanidad, Joe Phaahla.
No obstante, aún es muy pronto para determinar qué tan contagioso o resistente a la inmunidad es Ómicron. Para ello se requiere ponerlo a prueba en estudios de laboratorio y ver su comportamiento en la población.
Asimismo, cabe recordar que en meses anteriores han aparecido variantes del coronavirus con un conjunto de mutaciones inquietante pero que no lograron propagarse con éxito.
Si esta nueva versión del SARS-CoV-2 logra traspasar más fronteras, su mayor desafío será competir con la altamente contagiosa variante Delta.