El conjunto de astrónomos liderado por Simon Portegies Zwart, del Observatorio de Leiden (Países Bajos), presenta a través de una simulación por ordenador una probable cronología de los primeros 100 millones de años de la nube de Oort, la esfera cósmica que rodea el sistema solar, los cuales abarcan su formación y evolución temprana.
Los especialistas publicarán sus resultados en la revista Astronomy & Astrophysics, pero por ahora pueden ser leídos de forma preliminar en la plataforma Arxiv.org, dentro de la asignatura Astrofísica Planetaria y Terrestre.
La nube de Oort es una región que se encuentra en los límites del sistema solar, como una malla de salida, a casi un año luz del Sol y con millones de cuerpos helados a su alrededor.
Su zona de origen comienza a más de 3.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, es decir, aproximadamente 150 millones de kilómetros multiplicados por esa cifra.
Este lugar relativamente remoto lleva ese nombre en honor al holandés Jan Oort, astrónomo que se animó a sugerir, a mediados del siglo XX, que los cometas de órbitas alargadas que visitan el sistema solar interior —por ejemplo, los del tipo Halley— provienen de allí.
La formación de la nube de Oort requiere pensar en una serie de eventos complicados a esa escala. Por ello, el equipo de investigación generó procesos por computadora que duraban periodos cortos y otros largos. Simon Portegies explica que, si se quiere representar una secuencia completa, el programa “encallará irrevocablemente”.
Según los astrónomos, es una región residual de un disco de gas y escombros, desde donde surgió el sistema solar hace 4.600 millones de años.
Los objetos parecidos a cometas, como los asteroides, fueron lanzados por los planetas gigantes, aunque algunos se han quedado entre las órbitas de Marte y Júpiter. El resto viene de otras estrellas, ya que había miles de ellas en la periferia cuando el Sol nació.
“Con nuestros nuevos cálculos, mostramos que la nube de Oort surgió de una especie de conspiración cósmica, en la que las estrellas, los planetas y la Vía Láctea cercanos juegan su papel. Cada uno de los procesos individuales por sí solo no sería capaz de explicar la nube de Oort. Realmente necesitas la interacción y la coreografía correcta de todos los procesos juntos”, precisa el autor principal del reciente estudio preliminar.