Este lunes 26 de octubre, la NASA anunció el descubrimiento de agua en la superficie de la Luna visible desde la Tierra. Se trata de un hallazgo “inequívoco” que marcará un punto de quiebre en la exploración de nuestro satélite natural. No obstante, surgen algunas interrogantes, y tal vez las más importantes tienen que ver con el origen y la permanencia de este compuesto en un terreno tan inhóspito.
Hasta ahora, el agua congelada en la Luna solo se había detectado en profundos cráteres que no recibían luz solar alrededor de los polos. La presencia de hielo en estas zonas es entendible por las bajas temperaturas. En cambio, en una parte iluminada se espera que los rayos solares penetren la delgada atmósfera lunar y evaporen cualquier rastro de este compuesto. Aun así, el telescopio SOFIA ha detectado agua congelada en el cráter Clavius, una abertura de más de 200 kilómetros de diámetro en el hemisferio sur lunar que se puede apreciar desde la Tierra.
“Sin una atmósfera espesa, el agua en la superficie lunar iluminada por el Sol debería perderse en el espacio. Sin embargo, de alguna manera, la estamos viendo. Algo está generando el agua y algo la debe estar atrapando allí”, dijo Casey Honniball, científica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y autora principal del estudio publicado hoy en Nature.
Los investigadores manejan algunas hipótesis en cuanto al origen del agua en la Luna. Una de ellas es que los micrometeoritos, pequeños trozos de asteroides, que transportan agua en pequeñas cantidades las depositarían en la superficie lunar tras el impacto.
Otro posible escenario es que el viento solar puede entregar hidrógeno a la superficie lunar y, mediante una reacción química con minerales del suelo, generar hidroxilo (OH). Al mismo tiempo, la radiación del impacto de micrometeoritos podría transformar ese hidroxilo en agua (H2O).
Ubicación del cráter Clavius, donde se detectó la firma de agua. Foto: NASA
Por su parte, José Aponte, astroquímico de la NASA, indica a La República que “no se sabe si las fuentes de agua fueron implantadas en la Luna por parte del impacto de cometas y asteroides, o si esta agua o hidratos minerales fueron creados por procesos propios de la Luna”.
Independientemente de la causa del agua lunar, su almacenamiento y acumulación supone un misterio aún más intrigante. El estudio detalla que una posibilidad es que el compuesto se almacene en pequeños hoyos protegidos de la luz solar. No obstante, los autores estiman que, con mayor probabilidad, el agua se encuentra atrapada en cristales producidos por el calor de los impactos de meteoritos, ya que es consistente con su posible origen.
Un segundo estudio publicado hoy profundiza en los posibles depósitos de agua, a los que han denominado “trampas frías”, zonas que nunca reciben luz solar. En cada uno de estos lugares, la temperatura no supera los 163 grados bajo cero, explica Paul Hayne, autor principal de la investigación.
“En estos depósitos, el agua helada se comporta como una roca y permanece estable durante miles de millones de años”, enfatiza.
Es importante que los científicos entiendan los procesos que permiten la presencia de agua en la Luna si se pretende usar este recurso en futuras misiones tripuladas, como el regreso de humanos al satélite natural, programado para 2024 mediante las misiones Artemisa.