Europa es el actual foco de la pandemia de COVID-19, con más de 262 000 infectados por el coronavirus y varios miles de muertos. Sin embargo, las medidas de reclusión en países como España, Francia e Italia han provocado una drástica caída de la contaminación, lo cual es visible desde el espacio.
Durante los últimos días, el satélite Sentinel 5 de la Agencia Espacial Europea (ESA) captó inéditas imágenes del continente europeo a más de 800 kilómetros de la superficie terrestre. De esta manera, reveló una notable reducción del dióxido de nitrógeno en la atmósfera.
Antes y después: Contaminación en Francia. Crédito: ESA.
Al comparar las imágenes tomadas del 14 al 25 de marzo con las de marzo del año anterior, se observa una espectacular caída del gas contaminante en grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona y Sevilla), francesas (Paris, Lyon y Marsella) e italianas (Roma, Milán y Nápoles).
“Nunca habíamos visto algo así en Europa”, manifiesta Claus Zehner, jefe de la misión Copérnico Sentinel 5-P. El satélite comenzó a operar en abril de 2018, pero otros dispositivos midieron la presencia de este gas en épocas anteriores.
Contaminación en España, antes y después. Crédito: ESA.
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Las altas concentraciones de dióxido de nitrógeno son producidas por el uso de combustibles fósiles en el transporte, la industria y la calefacción. Este gas reduce la inmunidad ante infecciones pulmonares y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias. Asimismo, contribuye a la concentración de ozono troposférico, un gas de efecto invernadero que intensifica el calentamiento global.
Según los datos obtenidos por las imágenes, Zehner explica que los valores medios de la concentración de este gas han caído aproximadamente entre un 30 % y un 40 %. No obstante, su equipo está trabajando para conocer el valor exacto de estas medidas, así como el impacto real de la cuarentena en Europa sobre la reducción de los gases de efecto invernadero.
Reducción de la contaminación en Italia, el país más afectado por la pandemia. Crédito: ESA.
“Las concentraciones de este gas cambian de un día para otro debido a las condiciones meteorológicas, por eso no podíamos sacar conclusiones rápidamente. Al combinar los datos acumulados en 10 días, los efectos de la meteorología quedan atenuados y se empiezan a ver claros los efectos de las actividades humanas” afirma Hek Eskes, del Real Instituto de Meteorología de Holanda, que realizó el análisis de las observaciones en colaboración con la ESA.