Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han ideado un marco para decidir qué misión sería idónea contra un asteroide que, tras un cambio de trayectoria, se dirija a la Tierra.
Su método de decisión tiene en cuenta la masa y el impulso de un asteroide, su proximidad a un ‘ojo de cerradura’ gravitacional --una ubicación en el campo de gravedad de la Tierra que tiraría de la trayectoria del cuerpo celeste hacia nuestro planeta-- y el tiempo de advertencia que los científicos tienen de una colisión inminente.
Todos esos factores tienen grados de incertidumbre, que los investigadores también tienen en cuenta para identificar el misión más exitosa para un asteroide dado.
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Los investigadores aplicaron su método a Apophis --que visitará el vecindario de la Tierra en 2029 y 2036--, y a Bennu, otro asteroide cercano a la Tierra que es el objetivo de OSIRIS-REx, una misión operativa de la NASA que planea devolver una muestra del material de la superficie de Bennu a nuestro planeta en 2023.
En un artículo publicado en la revista Acta Astronáutica, los investigadores usan su mapa de decisiones para establecer el tipo de misión que probablemente tendría el mayor éxito en desviar a Apophis y Bennu, en varios escenarios en los que los asteroides pueden dirigirse hacia un ojo de cerradura gravitacional.
El 2 de noviembre de 2020 o incluso de 2025 podría darse esta colisión. Foto: NASA
Dicen que el método podría usarse para diseñar la configuración óptima de la misión y la campaña para desviar un asteroide cercano a la Tierra potencialmente peligroso.
“La gente ha considerado principalmente estrategias de desviación de último momento, cuando el asteroide ya ha pasado por un ojo de la cerradura y se dirige hacia una colisión con la Tierra”, dice Sung Wook Paek, autor principal del estudio y un ex estudiante graduado en el Departamento de Aeronáutica y Astronáutica del MIT. “Estoy interesado en evitar el paso del ojo de la cerradura mucho antes del impacto en la Tierra. Es como un ataque preventivo, con menos desorden”, agregó.
En 2007, la NASA concluyó en un informe presentado al Congreso de los EE.UU. que en el caso de que un asteroide se dirigiera hacia la Tierra, la forma más efectiva de desviarlo sería lanzar una bomba nuclear al espacio. La fuerza de su detonación destruiría el objeto espacial, aunque el planeta tendría que lidiar con cualquier efecto nuclear. El uso de armas nucleares para mitigar los impactos de asteroides sigue siendo un tema controvertido en la comunidad de defensa planetaria.
La segunda mejor opción era enviar un “impactador cinético”: una nave espacial, un cohete u otro proyectil que, si apunta a la dirección correcta, con la velocidad adecuada, debería colisionar con el asteroide, transferir una fracción de su impulso, y desviarlo del rumbo. “El principio básico de la física es como jugar al billar”, explica Paek.