PlayStation vs Nintendo: la rivalidad que nació a causa de una traición
Los más fanáticos de la industria gamer saben que, de no haber sido por una mala jugada de Nintendo frente a Sony, posiblemente no tendríamos lo que hoy conocemos como la PlayStation. Conoce esta historia de traición y las repercusiones que tiene hasta hoy.
Las ediciones de PlayStation y las consolas de Nintendo han sido, a lo largo de la historia, las más venidas a nivel internacional, como también las más queridas por la comunidad gamer. No es para poco, ya que ambas marcas tienen una amplia trayectoria en el mercado y han entregado a los usuarios varios de los videojuegos más entrañables hasta la fecha.
Si bien es cierto que actualmente las compañías se enfrentan por ver cuál es la mejor dentro del mundo gamer, pocos saben la verdadera historia de esta rivalidad y por qué fue recién hasta los 90´s que Sony, por entonces una empresa de soporte tecnológico, apostó por desarrollar su propia consola. En esta nota te contamos a detalle cómo fue que una traición dio pase a un enfrentamiento de casi 30 años aún vigente.
Nintendo y los 16 bits: la aparición de Sony
A fines de los 80´s, los 8 bits ya no eran suficientes para poder desarrollar una nueva gama de juegos con mejores gráficos y con mayor duración, por ello, Nintendo se vio obligado a dejar los planes del NES y dar pase a los 16 bits, que otras compañías como NEC ya habían utilizado para el lanzamiento de su propia consola PC Engine.
Nintendo no quería quedarse fuera de la competencia, por lo que este nuevo hardware se volvió indispensable para sus diseñadores y demás empleados, sin embargo, la empresa no tenía los elementos necesarios para ejecutar su nuevo chip especial de sonido. Fue aquí cuando tuvieron que recurrir a otras empresas para colaborar en el desarrollo de la futura consola, y apareció Sony, que por entonces se dedicaba a la venta de equipos audiovisuales y soporte técnico a proyectos más grandes.
Sega: una nueva competencia en el mercado
Todo parecía ir por buen camino en los planes de Nintendo, hasta que a inicios de los 90´s la compañía japonesa Sega dijo presente para poder combatir por el trono en la industria gamer. Para ello, crearon su consola Mega Drive, la cual venía integrada con los 16 bits y fue desarrollada sin necesidad de otras marcas. Tras el éxito de su estreno, Sega quiso abarcar más territorio a nivel mundial, por lo que trasladó su nuevo equipo a Estados Unidos con el nombre Génesis.
A pesar de esta nueva competencia, Nintendo confió en su siguiente consola y el lanzamiento de un inédito juego de Mario Bros, con el que abrirían una nueva saga para el forastero italiano. Es así que la compañía lanzó en Asia el Super FamiCom, llegando a ser la sensación del momento para los consumidores de videojuegos.
Al ver este rotundo éxito, en 1992, Nintendo también llevó su consola a tierras americanas, pero bajo el nombre de Super Nintendo, el famoso equipo que hasta hoy cautiva la atención de muchos usuarios. Con ello, Sega se vio más que superado y buscó todas las maneras posibles para impulsar su sistema a los 32 bits, aliándose así con empresas de renombre como Activision, Capcom, Konami, entre otras; sin embargo, el golpe más fuerte que dieron fue al crear un adaptador para discos, que permitía correr los juegos en formato de CD, algo nuevo para la época.
La era de los CD y la traición de Nintendo a Sony
Luego de unirse para trabajar el chip de sonido que faltaba para el Snes, Nintendo y Sony mantuvieron una buena relación, lo que facilitó su próximo proyecto en conjunto para crear un lector de CD, el cual se conectaría mediante una ranura de extensión. A la par, Ken Kutaragi, ingeniero que Sony contactó por esos años, desarrollaría un equipo que tuviera integrado la entrada para cartuchos y discos, denominándolo PlayStation.
Hiroshi Yamauchi, tercer presidente de Nintendo, vio con malos ojos este proyecto individual, pues se especulaba que Sony quería abrirse paso y ganarse un nombre en la industria; además, se decía que la mayor parte de las ganancias y créditos de el trabajo en conjunto se lo llevaría la desarrolladora de la Play, ya que tenían la patente de la lectora de discos y podrían controlar mejor la producción de estos elementos para acordar servicios con otras marcas.
Entonces, Nintendo usó un as bajo la manga, y contactó de manera discreta con Philips, competencia directa de Sony, para realizar su propio lector de CD, pero con la condición de que los juegos elaborados sean también compatibles en su consola CDI y tengan la licencia por una década.
Ya con el proyecto terminado, Nintendo y Sony fueron a presentar su nuevo Nintendo PlayStation a las principales convenciones de tecnología, logrando ser un éxito y teniendo la aprobación de casi todos los asistentes, a pesar de ello, Nintendo echó todo a perder. Un día después de estos eventos, Nintendo comunicaría en rueda de prensa la cancelación de su alianza con Sony, y anunciaría oficialmente un nuevo pacto con Philips.
Sony, al ver esta traición, demandó públicamente a su ex compañero, criticando su deslealtad como empresa. A pesar de ello, esto no fue una pérdida para la empresa, sino que representó la chance para poder independizarse y seguir por su cuenta el proyecto PlayStation, nombre del cual Nintendo no pudo acreditarse, ya que Sony lo había registrado previamente. A partir de ahí, la rivalidad entre ambas marcas nació y con el paso de los años se fue acrecentando.