Huaico en Arequipa: crónica de un desastre anunciado que no se previno
Pozo Negro. Asentamiento humano de Paucarpata construyó viviendas dentro de una quebrada. Esta se activa en periodo de lluvias con huaicos. El último martes arrasaron un puente, una canchita de fútbol y decenas de viviendas. Alcalde plantea reubicación integral.
En época de lluvias, el sonido del torrente de piedras, lodo y agua es una pesadilla para los vecinos del sector de Pozo Negro, en el distrito de Paucarpata (Arequipa). Luego viene el desborde: se inundan casas, colapsan desagües y se corta el servicio de agua potable.
Victoria Roque Quispe tiene 53 años. Reside hace tres décadas en esta zona. Ella desmayó el martes pasado al ver cómo el barro invadía su sala y un pequeño negocio. Tal como le pasó hace tres años. Señala que el evento en aquella oportunidad generó un coma diabético a su papá Julio, quien falleció tiempo después.
Pero la vida sigue y, Victoria como el resto de sus vecinos (se contabilizan 15 afectados en Pozo Negro), la mañana del miércoles, empezaron la tarea de reponerse, con palas y escobas. Tal como aconteció el 2020, el 2021 e incluso en febrero de este año. Una tarea de coraje, pero también resignación. “¿Mudarse? No hay dónde y las casas ahora cuestan caro. "Salvo que haya un programa de vivienda”, señala Luis, otro vecino quien vive hace cinco años en Pozo Negro y que anualmente se enfrenta el desastre. Su negocio, una tienda de abarrotes, siempre termina afectada.
El paisaje de la devastación se complementaba el miércoles con un pequeño puente enterrado por el huaico y que impedía que el transporte urbano llegue a cerca de 12 asociaciones donde habitan 40 mil habitantes. Metros abajo, un cargador frontal de la Municipalidad de Paucarpata, arrastrado el martes por el ingreso del huaico, aún trataba de ser removido por obreros (el operador salvó su vida a tiempo). El reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) señaló que el distrito de Paucarpata fue el más afectado por la lluvia torrencial del martes con 60 viviendas afectadas.
Canchita inundada. Municipio de Paucarpata construyó infraestructura dentro del cauce. Fue inundado por el torrente. Foto: Rodrigo Talavera/ LR
Sin planificación
A pesar de ser un problema reiterativo, el problema y solución de Pozo Negro está identificado por vecinos y científicos. Hay que reubicar las viviendas localizadas cerca a la quebrada. Victoria y Luis reconocen la reducción progresiva del cauce de la torrentera, justo cerca al pequeño puente. Informes del Ingemmet del 2020 y 2021 señalan la misma razón, indicando a una vivienda y una cancha deportiva que invaden la quebrada.
Lo peor es que esta última, fue una obra pública de pasadas gestiones ediles. La recomendación de Ingemmet es reubicar la infraestructura que ocupa el lecho. Los afectados lo apoyan. Al respecto, el alcalde de Paucarpata, Marco Antonio Anco, señaló que buscan financiamiento del Ministerio de Vivienda para las obras de mitigación. Pero antes se requiere delimitar con la Autoridad Nacional del Agua (ANA) las márgenes de la torrentera, para recuperar el cauce natural invadido. Fue enérgico en su posición, pero el discurso ya se oyó en los dos últimos alcaldes (Luis Cornejo y José Supo).
Obra Bicentenario. Lluvias inundaron esta obra paralizada desde la gestión Candia. Foto: Rodrigo Talavera/ LR
No tienen agua y aislados
El ingreso del huaico generó otros daños colaterales, como el bloqueo de vías que impedían la conexión vehicular con 12 pueblos. Recién a las 14.00 horas del miércoles se recuperó de forma parcial la transitabilidad en el paso de Cristo Rey. Mientras que la empresa Albotran, que brinda servicio de transporte público a la zona, alquiló una maquinaria para agilizar los trabajos en el puente de Pozo Negro.
Por la tarde, el tránsito en dicha zona era restringido. Sin embargo, hasta el cierre de edición, lo que no retornaba era el servicio de agua potable también para 12 poblados, por la afectación al sistema de captación del reservorio Nueva Alborada, por un huaico en la parte alta de Paucarpata. Los pobladores se surtieron del recurso con cajas de agua que entregó el municipio y cisternas de Sedapar.
Otros afectados por el huaico fueron poblados abajo del sector de Pozo Negro. Por ejemplo, a 600 metros de distancia, en Cristo Rey, el restaurante Munaypacha sufrió la destrucción de parte del muro perimétrico y el lodo ingresó a su cochera, dañando maquinaria.
El propietario Eduardo Rocha, responsabilizó a las autoridades por realizar una canalización angosta, que fácilmente colapsó ante la magnitud del torrente.
Muro de colegio cerca de colapso
La parte alta de Paucarpata fue afectada también. Por dicha zona pasan diferentes quebradas que son subsistemas de la torrentera Pozo Negro. La activación de uno de ellas sigue erosionando las bases del muro del colegio Virgen del Carmen. Esta infraestructura estatal, también se hizo sin respetar la faja marginal del lecho.
El muro ya quedó seriamente dañado por lluvias de febrero. El Gobierno Regional de Arequipa prometió colocar un enrocado para contener la erosión de las bases. El gobernador Rohel Sánchez y la congresista Flor Pablo, incluso visitaron la zona.
Sin embargo, hasta ahora no se concreta la promesa y con la última lluvia empeoró, al punto que uno de sus patios ya se rajó.
La directora Yolanda Arce llamó a las autoridades a cumplir sus promesas, mientras que la presidenta de la Apafa, Verónica Mamani, no descartó protestar ante las sedes institucionales.
Doscientos menores del nivel primario estudian en el colegio y están en riesgo.
Obra vial abandonada
Los vecinos de las urbanizaciones Santa Rosa (Mariano Melgar) y Francisco Mostajo (Paucarpata) protestaron exigiendo el reinicio del intercambio vial Bicentenario, obra que se ejecutó en la gestión de Omar Candia.
Los pobladores de ambas urbanizaciones se concentraron para manifestarse en la avenida María Nieves y Bustamante del distrito de Mariano Melgar.
Denunciaron que la obra estaría abandonada. Eso provocó que la torrentera no siga su cauce y arrastre lodo y piedras a las calles de acceso. De esa forma, afectaron sus viviendas.
"Todo es a consecuencia de la obra Bicentenario, no se concluye los trabajos, el agua de lluvias abrió tremendos surcos y desembocó en Lambramani que terminó con inundaciones", expresó Gabriela Rodríguez, presidenta de la asociación de vecinos Santarosinos Unidos por Bien Común.
Niños en peligro
Las pistas destrozadas por la construcción de la megaobra perjudican a los 268 escolares que asisten al colegio Francisco Mostajo ubicado en la calle María Nieves y Bustamante. Los niños deben cruzar los enormes huecos de tierra para ingresar a su centro educativo. "Estamos solicitando por la salud de nuestros estudiantes y por su seguridad que ya culminen esta obra", afirmó.
La avenida principal está llena de surcos, lo que impide el fácil acceso de los escolares, indicó la docente, Maribel Sicsa.
Los padres de familia y vecinos piden la nivelación de esa calle para el libre tránsito, ya sea peatonal y vehicular. Esta última solicitud para el ingreso de unidades recolectores de basura que actualmente son desechados en las vías. Eso ocasiona olores nauseabundos que afectan la salud pública.
En tanto, el subgerente de Obras Públicas de la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA), Jimmy Herrera, informó que uno de los muros temporales del proyecto que tenía como fin encausar el discurrir de la torrentera, se desplomó. Eso hizo desbordar el huaico por la avenida Los Incas. Varias viviendas quedaron afectadas.