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Sociedad

Tacneños consumen agua potable con metales

Calidad. Presencia de arsénico, aluminio, entre otros, sobrepasaron el límite permisible por el reglamento de calidad de agua, según informe de Desa. Funcionario de EPS Tacna acepta que en 2021 hubo problemas para tratar agua. Dice que problema ya se resolvió.

Problema. Plantas de tratamiento de agua de Tacna son muy antiguas. El año pasado tuvieron problemas para tratar el agua potable.
Problema. Plantas de tratamiento de agua de Tacna son muy antiguas. El año pasado tuvieron problemas para tratar el agua potable.

Un informe del Programa de Vigilancia de la Calidad de Agua de la Dirección Ejecutiva de Salud Ambiental (Desa) de 2021, puso en evidencia que la cantidad de metales en el agua potable que consume la población de la ciudad sobrepasó los límites establecidos por el Ministerio de Salud. El porcentaje de metales, como arsénico y aluminio, reportadas por la Desa a fines de 2021, superara los valores que se evidenció seis meses antes en las plantas de tratamiento de agua.

Este problema se arrastra por años en Tacna. Ello lo evidencian diferentes informes de Dirección Regional de Salud (a la que pertenece la Desa). Los factores que contribuyen al problema son la calidad de las fuentes de agua que alimentan la ciudad, la antiguedad y capacidad de las plantas de tratamiento y la ineficacia del Estado para concretar proyectos de saneamiento.

La ciudad tiene como fuentes los ríos Ucuhusuma y Caplina, y los pozos de agua subterránea de los sectores de Viñani y Sobraya. Los pozos alimentan al distrito de Gregorio Albarracín y zonas cercanas, mientras que el agua tratada de los ríos es destinada al Cercado, sus alrededores, el distrito de Pocollay y el cono norte (distritos de Alto de la Alianza y Ciudad Nueva).

La Autoridad Nacional del Agua en su monitoreo de la calidad de fuentes naturales del 2018, identificó que en la cuenca del Caplina y las unidades hidrográficas Uchusuma, los parámetros como fósforo, arsénico, cadmio, mercurio y coliformes; exceden lo establecido en el Estándar de Calidad Ambiental. Ello pese a que la Entidad Prestadora de Servicios de Saneamiento (EPS) Tacna tiene dos plantas de tratamiento de agua potable, Calana y Alto Lima. La Desa en su reporte de junio a diciembre del 2021 de Calana, identificó que el aluminio, arsénico y el hierro, pasaron los límites permisibles por siete o seis meses continuos.

La Dirección General de Gestión Ambiental establece en su reglamento que el aluminio no debe pasar de 0.2 miligramos por litro en el agua potable, el arsénico de 0.01 mg/l, y el hierro 0.3 mg/l. Los mayores valores de esos elementos detectados por la Desa en la planta de Calana fueron 0.8 mg/l de aluminio (octubre), 0.07mg/l de arsénico (setiembre) y 2.0 mg/l de hierro (octubre).

En la planta de Alto Lima el aluminio, manganeso y sulfatos superaron los límites. Para el magnesio, la norma de salud señala que el límite es 0.4 mg/l y los sulfatos de 250 mg/l. En Alto Lima se halló el valor más alto de aluminio en noviembre (5.71 mg/l), manganeso en diciembre (0.7 mg/l) y sulfatos también en diciembre (539 mg/l).

El agua, para ser distribuida, se almacena antes en distintos reservorios, y entre ellos están R4 y R7 que alimentan al Cercado. En el monitoreo de estos reservorios la Desa también halló valores elevados de los metales. Por ejemplo en octubre en el R4, donde se mezclan aguas de ambas plantas, se tuvo 0.02 mg/l de arsénico.

Otros reservorios como el R1, que alimenta a Ciudad Nueva y Alto de la Alianza, reciben solo el agua de la planta de Calana. La Desa notificó el 04 de febrero a la EPS sobre los resultados de su monitoreo en el 2021, dándoles diez días hábiles para responder qué medidas tomarán frente a los resultados.

Es un problema

El jefe de la División de Operaciones de la EPS, Alberto Franco Vildoso, explicó que a mediados del 2021 la contratista que les entregaba cloro para el tratamiento de agua, los desabasteció de ese suministro sin previo aviso. Según Franco ese hecho afectó la calidad del agua respecto a los valores del arsénico, hierro y alumnio.

Relató que ante el problema con el contratista, optaron por comprar cloro por montos menores a 8 unidades impositivas tributarias. Respetando ese tope podían realizar compras directas y rápidas, pero a la vez no les permitía tener todo el cloro necesario.

Cuando el agua llega a las plantas, pasa por una precloración, luego se aplican los sulfatos de hierro y alumnio que atrapan el arsénico. El cloro ayuda a bajar los índices de arsénico porque lo oxida. A su salida de las plantas, el agua también es clorada para que sea apta para el consumo humano.

Ante la falta del insumo, la EPS suprimió la precloración y se priorizó la cloración final. Franco enfatizó que la norma sanitaria no les permite suministrar agua sin ese paso. ”Si no realizábamos la poscloraración, podíamos generar otra pandemia por la falta de cloro.”, declaró.

Este año, el problema del cloro ha sido resuelto, según Franco. Están camino a una licitación que les garantice este químico por todo el año y tienen stock de las compras anteriores. Recordó que la EPS está en un proceso de adecuación sanitaria a los valores de límites permisibles que estableció la Dirección General de Gestión Ambiental.

Soluciones

Franco destacó que con la nueva planta de tratamiento que construye el Ministerio de Vivienda, y un proyecto de ampliación de Alto Lima; se resolverá el problema de los metales de forma permanente, porque la modernidad y tamaño de la nueva planta permitirá un tratamiento eficiente.

La planta de Calana fue construida en 1976 y la de Alto Lima de 1934. Aunque en los últimos años han pasado por varias mejoras, esas medidas solo controlan el problema de la calidad por ciertos periodos, como en el 2019, cuando la EPS logró cumplir con los niveles de arsénico.

Franco anunció que la EPS actualizará su Plan de Control de Calidad y luego deberá presentar un Plan de Adecuación Sanitaria, donde debe declarar las medidas que aplicará para acercarse a los límites permisibles en el tratamiento del agua. Una vez que el Ministerio de Salud apruebe ese documento, la EPS tendrá 5 años para adecuarse pero Franco destaca que podrán hacerlo antes de tiempo con los proyectos que se ejecutan en la actualidad.

Nueva planta

El Ministerio de Vivienda inició el 6 de febrero del 2017 la obra de una nueva planta de agua potable para la ciudad. El proyecto debía culminar en setiembre del 2019 pero en esa fecha se resolvió el contrato con el consorcio a cargo del proyecto por retrasos injustificados.

La República consultó al ministerio sobre el estado actual del proyecto y desde ese despacho se informó que el saldo de obra se adjudicó al Consorcio PTAP Calana. La obra se reinició el 23 de setiembre del 2021, con un plazo de 360 días y un presupuesto de 65 millones 340 mil soles.

El periodo de la puesta en marcha de la nueva planta será de 240 días. Sumados ambos plazos, la ejecución y la puesta en marcha, se espera que el 2023 entre en funcionamiento la nueva planta. Es decir, con un retraso de tres años a su plazo original.

Consultados si el ministerio tiene conocimiento de las deficiencias de la calidad del agua potable en Tacna, respondieron que “la nueva planta permitirá mejorar la calidad del recurso y dotar de mayor capacidad de tratamiento”. Por ahora, esa es la solución a largo plazo más cercana.

Afecciones a la salud

De acuerdo a estudios científicos, la contaminación del agua potable con arsénico se ha asociado con el cáncer de piel, pulmón, renal, vejiga y otros órganos. En el 2012 fue publicada en la Revista Médica Basadrina una investigación médica que buscaba determinar el nivel de contaminación del agua potable con arsénico y la frecuencia de cáncer en la ciudad de Tacna del 2007-2010.

En la investigación se mostró que los distritos con mayor nivel de contaminación con arsénico eran Pocollay, Ciudad Nueva y el Cercado. Los cánceres más diagnosticadas en EsSalud entre 2010 y 2011 fueron a la piel (29%), cuello uterino (14%), mama (10%), estómago (8%), colon (6%), linfoma (5%), próstata, pulmón y vesícula.

La investigación, realizada por dos médicos y una tecnóloga, no buscada demostrar que la causa del cáncer era el agua, sino exponer las estadísticas y abrir el camino para futuros estudios más especializados que muestren si los casos médicos tienen relación con el consumo del agua.