Sociedad

San Martín de Porres: ¿quién fue este santo peruano y por qué es celebrado el 3 de noviembre?

San Martín de Porres fue el primer santo mulato de América y en diversas ciudades del Perú se efectúan fiestas patronales y procesiones en su honor durante todo noviembre. La fecha principal se celebra en el Convento de Santo Domingo, en Lima, donde hizo su vida santa.

San Martín de Porres fue un fraile de la orden de los dominicos, nacido el 9 de diciembre de 1579 en pleno Virreinato del Perú. Él se convirtió en el primer santo mulato de América por los milagros que le fueron atribuidos y la forma cómo llevó su vida de santidad. Fue conocido también como ‘El santo de la escoba’ por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.

Vida entregada al prójimo

Fue hijo del español Juan de Porres, procedente de Burgos (España) y la mulata Ana Vázquez, natural de Panamá. La madre fue quien se ocupó de él y su hermana, Juana. Su padre tardó tiempo en ayudar a su familia, pero les proporcionó un lugar acomodado y a Martín y Juana les puso en manos de la mejor maestra, en Guayaquil.

Cuando su padre fue gobernador de Panamá, Martín regresa a Lima, donde aprenderá el oficio de barbero y dentista, que él utilizaría para ayudar a muchas personas a sanar de sus dolencias con remedios naturales. Fue así que por su oficio en la barbería conoció a los Dominicos del Convento del Rosario (hoy Santo Domingo), al cual entraría tiempo después como donado (persona que sirve en una orden religiosa como asistente médico con una especie de hábito religioso, pero sin haber ingresado a la orden), viviendo entre ellos en extrema pobreza y dedicándose siempre a las tareas domésticas del servicio; fue el despensero y el que barría.

¿Por qué celebramos su fiesta cada 3 de noviembre?

A mediados de 1639, (cerca de cumplir los 60 años) cayó enfermo y anunció que había llegado la hora de encontrarse con el Señor. La noticia de su enfermedad afectó a toda Lima, incluso, el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla fue a besarle la mano cuando se encontraba en su lecho de muerte pidiéndole que velara por él desde el cielo.

Fue así que al promediar las 9.00 p. m. del 3 de noviembre de 1639, al verse rodeado de gente, pidió a todos que rezaran en voz alta el Credo y mientras lo hacían, falleció. En la actualidad, sus restos descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo, junto a los restos de Santa Rosa de Lima y San Juan Macías, en el denominado “Altar de los santos de Perú”.

No fue hasta 1962 que el Papa San Juan XXIII lo canoniza, convirtiéndose en el primer santo mulato de América. Su fiesta se celebra cada 3 de noviembre en conmemoración de su fallecimiento.