Urge cambios en nuestros hábitos personales y una agenda institucional del Estado que incluya un mayor impulso de la investigación.,Este título nos plantea una interrogante fundamental. Ya en el 2016, el expresidente Barack Obama realizó un debate junto a Leonardo DiCaprio y la doctora Katharine Hayhoe. En este encuentro, Obama sostuvo que este fenómeno está avanzando “más rápido de lo que decían las predicciones” y consideró que era necesario “un sentido de urgencia”. “Realmente estamos en una carrera a contratiempo”, enfatizó. Actualmente la expresión cambio climático es rimbombante a nivel mundial, debido a los visibles impactos que también podemos advertir en nuestro país. Observamos que nuestros glaciares están derritiéndose y hay un retroceso de las nevadas en las cordilleras; situación que debe merecer una seria preocupación, por tratarse de la fuente de gran parte del agua utilizada para el consumo humano en las poblaciones asentadas a lo largo de la costa. Perú, según un informe del Centro de Investigación Tyndall Center de Inglaterra (2004), es el tercer país más vulnerable al cambio climático, después de Bangladesh y Honduras. En el verano pasado hubo inundaciones y cientos de familias fueron afectadas con pérdidas irreparables. Somos culpables por el mal uso de nuestros recursos, situación que aporta a los graves impactos de estos eventos naturales. Peor aún, las inundaciones han puesto en evidencia que no estamos preparados para este tipo de desastres naturales, menos en la planificación urbana o en la ejecución de obras de prevención. No existe, en efecto, una cultura de prevención frente a los desastres. Durante las emergencias de este año nos enfrentamos a la falta de agua en nuestros hogares. Esta situación evidenció la vulnerabilidad de nuesto país ante temas fundamentales. ¿Qué pasará cuando se agoten nuestras fuentes principales de abastecimiento de agua?, debemos tomar conciencia. Esto supone adoptar no solo acciones institucionales desde el Estado, sino también como personas. Debemos adoptar ciertos hábitos. Desde acciones reciclar el papel en nuestras oficinas o realizar nuestras compras con bolsas de tela; evitar el uso de aerosoles; evitar los plásticos que demoran años en descomponerse. Pensar que la alimentación no forma parte de los efectos del cambio climático es también errado. Podemos contribuir con las dietas más sanas que podrían reducir hasta un 17 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro país. Seguir una dieta sana es una forma eficaz de cuidar el medio ambiente, pues ayuda a reducir la huella hídrica y de carbono causada no solo por la producción de alimentos, sino también por la reducción de los gastos sanitarios derivados del consumo inadecuado, según afirma el investigador estadounidense Cleveland. Tomemos conciencia de que podemos preservar nuestro planeta. Con pequeños cambios en nuestros hábitos realizaremos grandes logros. Además, en nuestro país se debe promover más la investigación. Existen instituciones como INAIGEM y la ANA, que estudian el comportamiento de los glaciares, cuantificando la influencia del cambio climático; pero la realidad nos obliga a plantear más iniciativas y políticas a fin de enfrentar con mayor madurez los efectos del cambio climático. Perú, manos a la obra: debemos actuar. Redacción: Leyla Guerrero Fuentes: https://elpais.com/elpais/2016/10/04/estilo/1475572031_267753.html http://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/asi-afecta-alimentacion-cambio-climatico_11271 http://www.snirh.gob.pe/portalsnirh/index.php/en/ http://www.inaigem.gob.pe/NotasDePrensa