¿Cómo influye la infancia en el presente? Entender las heridas emocionales para sanar
Salud mental | La infancia es una etapa importante en la vida de toda persona. En algunos casos, identificar episodios del pasado permite comprender mejor algunas actitudes del presente.
¿Qué tanto recordamos la infancia? Cada experiencia personal es diferente; sin embargo, en mayor o menor medida hay episodios que marcaron aquella etapa. Pero, ¿cómo influyen esas vivencias en el presente? Los miedos, las inseguridades, la dependencia y la falta de decisión pueden ser algunas de las manifestaciones de esa relación con el pasado.
Algunos psicólogos lo llaman la herida primaria, otros la herida emocional, a los diversos sucesos que influyen en nuestro comportamiento actual de manera negativa y que tienen un origen en el pasado. Si alguna vez te has preguntado por qué tienes tanta inseguridad frente a nuevas decisiones o por qué no has logrado una buena relación con otras personas de manera pacífica —por mencionar algunos ejemplos— quizás sean las heridas emocionales las que están presentes.
Entender las heridas del pasado
No toda etapa de la infancia es traumática; sin embargo, hay sucesos que afectan profundamente o marcan aquellas vivencias en algunas personas, tanto que se involucran en su comportamiento actual. El problema surge cuando esa relación afecta el presente y provoca reacciones negativas.
Infancia - niño. Foto: John Michael Ramon Taya / La República
Maria Gracia Zegarra, psicóloga de la Universidad de Lima, explica que las heridas emocionales son aquellas que surgen en esta primera etapa de vida y que, mayormente, son ocasionadas por los padres o por figuras significativas de las personas en ese periodo, que no necesariamente se dan de manera consciente.
“A veces pueden ser sucesos que nos afectan profundamente y justamente generan estas heridas emocionales que cargamos y llevamos hacia el presente. Encierran ciertos patrones, ciertos impulsos, ciertas manías de comportarnos ante ciertas situaciones“, expresa la especialista.
Zegarra aclara, además, que entender estos episodios traumáticos, que no necesariamente son trágicos, permiten sanar en el presente. “Entender las heridas (...) y también qué se necesitaba en ese momento para poder sanar (…) [permiten] entender un poco de dónde viene ese patrón, por qué se da ese patrón”, agrega.
Por mencionar un ejemplo, Zegarra explica que una persona puede estar muy a la defensiva en su vida adulta porque cuando era un niño se burlaban de él o le decían comentarios despectivos. Si bien es cierto que cada persona tiene un pasado totalmente diferente, entender justamente estos sucesos permiten mejorar las actitudes actuales, ya sea porque se manifiesta en una dependencia hacia la pareja, en la aprobación de una madre o un padre para hacer ciertas cosas, o en la validación de algunas decisiones del presente.
Yvonne Laborda, autora del libro ‘Dar voz al niño’ y terapeuta humanista española, menciona —en el podcast Se regalan dudas— que en algunos casos no siempre es explícita la herida primaria. Según la terapeuta, la violencia activa o explícita permite identificar más rápido el “niño interior herido” con el fin de dar una solución a ese problema, pero en otros casos la violencia es tan sutil que cuesta identificarla.
“Cuando ha habido mucha violencia sutil, mucha violencia invisible, mucha violencia psicológica, como nadie ha nombrado eso, yo no lo puedo identificar, me cuesta muchísimo más. Se sigue manifestando, sigo teniendo dependencia (…), sigo siendo insegura, sigo teniendo relaciones bastante tóxicas. Pienso ‘yo soy así, qué le vamos a hacer’ y realmente no lo es. Lo verdaderamente importante es tomar esa conciencia [para] que alguien nos ayude a ser de testigo, que vaya nombrando algunas cosas y luego a raíz de eso decir ‘¿Qué hago yo?’, enfatiza Laborda en la entrevista del programa.
Entender las heridas emocionales o primarias permiten hacernos cargo de esos episodios traumáticos. Sin embargo, es necesario mencionar que no todo tiene que ver con el pasado. Algunos comportamientos actuales se adquieren en la vida adulta.
Jocelyn Acuña, psicóloga y psicoterapeuta racional emotiva, indica que en algunas ocasiones abrir esa herida puede hacer que un paciente se vuelva muy vulnerable. Por ello, expresa que siempre se debe evaluar la situación sobre los comportamientos actuales que están afectando el presente y si estos tienen su origen en el pasado.
Reconocer la herida emocional
Si se quiere saber cuándo es la herida primaria la que se expresa o no, Maria Gracia Zegarra señala que un primer paso es reconocer que hay algo que está dificultando el relacionamiento con los otros.
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“Lo importante es encontrar esos patrones, esas reacciones que pueden ser bien fuertes, que se dan en situaciones que no entiendes (...). Una vez que tienes patrón, tienes que identificar en qué situaciones se da (...) entonces, una vez que se encuentra la situación y la reacción que es lo que compone un patrón, es importante revisar la infancia”, agrega la especialista.
Recordar episodios del pasado puede ser susceptibles para algunas personas, dependiendo del grado de violencia que ha existido. Por ello, el acompañamiento en el proceso con un terapeuta o psicólogo es la mejor recomendación para interiorizar esas heridas y lograr “un cierre”.
Salud mental - centro comunitario. Foto: Andina
“En la mayoría de casos, el cierre emocional es conectar con la emoción, generar un vínculo con esa emoción que te está perturbando (...) la idea es cerrarlo o conectarlo”, detalla Jocelyn Acuña.
Entender, reconocer y comprender las heridas emocionales pueden ayudarnos a mejorar algunos comportamientos negativos del presente. El primer paso y —posiblemente— el más difícil es admitir que fuimos heridos.