Cadena de mando. Se trata de oficiales del Batallón Contraterrorista (BCT) Alto Comaina Nº 79, del que dependía el teniente EP Wilmer Delgado Ruiz, arrestado por cobrarles cupos a traficantes de drogas., Desde Satipo La Inspectoría General del Ejército abrió proceso de investigación a dos oficiales del Batallón Contraterrorista Alto Comaina Nº 79, bajo cuyo mando se encontraba el teniente EP Wilmer Delgado Ruiz, arrestado por alertar a narcotraficantes sobre el movimiento de patrullas en el valle de los ríos, Apurímac Ene y Mantaro (Vraem). Uno es el comandante EP Edward Guerrero Becerra. El segundo es un mayor cuya identidad se mantiene en reserva y se trata del que autorizó la asignación del teniente Delgado al Vraem. Entre 2014 y marzo de 2015, el teniente Delgado se desempeñó como jefe de las bases contraterroristas de Paquishari y Mazángaro, periodo en el que la Dirección Nacional Antidrogas (Dirandro) mediante escuchas telefónicas descubrió que el oficial mantenía vinculación con narcotraficantes locales que acopiaban y despachaban droga en avionetas bolivianas que aterrizaban en pistas clandestinas en áreas bajo su control. Operativamente, la base de Delgado dependía del BCT Alto Comaina Nº 79, que a su vez responde al Comando Especial del Vraem, con cuartel general en Pichari (La Convención, Cusco). De acuerdo con fuentes castrenses, los oficiales del BCT Alto Comaina Nº 79 en principio son sometidos a indagación por la Inspectoría del General del Ejército por la presunta falta de control sobre el teniente Wilmer Delgado Ruiz, quien contaba con graves antecedentes, y, sin embargo, se le asignó la conducción de dos bases contraterroristas cuyos hombres, además de enfrentar a los senderistas, intervienen en operaciones contra el narcotráfico. El teniente Wilmer Delgado Ruiz fue relevado de sus funciones en marzo de este año como jefe de la Base Contraterrorista de Mazángaro debido a que efectivos de la tropa informaron a sus superiores que el oficial pasaba mucho tiempo con los pobladores de la localidad, entre quienes supuestamente había integrantes de organizaciones del narcotráfico. “En 2007, Delgado estuvo en la Base Contraterrorista de San Judas y abandonó a sus soldados yéndose en un helicóptero. Recibió una sanción de rigor, lo que afectó su ascenso de grado. Sin embargo, luego de un proceso burocrático en el Ministerio de Defensa, regresó al Vraem. Para todos fue una sorpresa su reaparición”, dijeron fuentes militares. También aprovechaba los permisos para desplazarse a Satipo, donde precisamente efectuaba las operaciones bancarias para cobrar los “cupos” a los narcotraficantes a cambio de información sobre el movimiento de las patrullas para evitar las operaciones de interdicción. “Cuando cumplió servicio en Huaraz, Áncash, fue acusado de apropiarse de una laptop de un suboficial y de un cinto y una cartuchera Bianchi de un capitán. Era un oficial que siempre hablaba de problemas económicos”, señalaron otras fuentes castrenses que tuvieron relación con el teniente. Desde el frente El caso del teniente Wilmer Delgado ha inquietado a la oficialidad de las Fuerzas Armadas que cumple funciones en el Comando Especial del Vraem porque el incidente generó comentarios sobre la presunta generalización de este tipo de episodios en la zona de enfrentamiento con los senderistas y los narcotraficantes. Como jefe de base, Delgado recibía órdenes y reportaba a su jefe inmediato superior, el comandante del Batallón Contraterrorista Alto Comaina Nº 79, quien a su vez coordinaba con el Comando de Operaciones del Cevraem o C 3. “Somos 9 oficiales del C 3: cuatro coroneles EP, un coronel FAP, un comandante y un mayor EP, un comandante FAP y un capitán de corbeta de la Marina. Con excepción de los oficiales FAP y el comandante EP, los demás oficiales EP son espadas de honor o brigadieres de sus promociones en Infantería. Los EP nos conocemos hace años. Es más, hasta somos vecinos o hemos trabajado en otras provincias. No tenemos ningún problema o denuncia, por eso tenemos esta responsabilidad”, precisaron fuentes del Cevraem. “Mediante varios sistemas que antes no existían tenemos control sobre las patrullas, pero nadie sabe lo que hacemos. A lo mucho que podía acceder Delgado era a órdenes relativas a su base, cuando sus patrullas debían moverse. Pero sobre el movimiento de otras patrullas, imposible. Ni siquiera el personal de inteligencia tiene acceso a esto. No teníamos relación directa con él. Además, solo los conocemos por indicativos o códigos”, arguyeron las fuentes castrenses. Empero, las fuentes consultadas no descartaron que el teniente Delgado pudo haber recibido el apoyo de otros efectivos. Lamentan daño causado a labor del Ejército “En los 10 meses de este año, con el trabajo integrado con la Policía Nacional, se han conseguido incautar 5 toneladas de droga; se recuperaron o decomisaron más de 1.000 armas; se neutralizaron 13 narcoavionetas y detuvieron a 5 narcopilotos; se cumplieron 200 operaciones de voladura de pistas clandestinas. Un récord histórico, hasta que un día el teniente Delgado Ruiz hizo lodo el esfuerzo y sacrificio de todos los efectivos que trabajan en la zona. Esto es lamentable”, dijeron fuentes del Cevraem. Las principales misiones de las patrullas del Vraem son: proteger el gasoducto de Camisea, dar seguridad al eje vial Quinua-San Francisco, destruir las narcopistas, operaciones contraterroristas, control territorial y de las carreteras. En promedio, cada día se movilizan 75 patrullas, en una jornada normal, lo que implica el desplazamiento de 8 mil hombres.