A 55 años del terremoto en Yungay y la intervención de la UNICEF a favor de los niños sobrevivientes
Los primeros que fueron atendidos fueron 40 menores que salvaron de morir porque se encontraban en una función del circo “Berolina”, cuya carpa estaba emplazada en una zona alta de la localidad que desapareció por las ondas sísmicas.
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El devastador terremoto del domingo 31 de mayo de 1970, que cobró la vida de más de 70 mil personas, y dejó miles de heridos, fue una ocasión excepcional para la intervención del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que inició sus actividades en el Perú en 1950.
Se registraron 300 sobrevivientes del trágico evento sísmico en Yungay (Áncash), entre ellos 40 niños y niñas de entre 4 y 10 años de edad. Los menores se salvaron de una muerte segura porque se encontraban en una función del circo “Berolina”, que había instalado su carpa en una loma alta de la ciudad andina.
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“Ya teníamos 20 años en el Perú cooperando con el país en generar mejores condiciones de vida a la niñez más vulnerable. Cuando se produce la tragedia de Yungay, como Fondo de Emergencia para la Infancia de inmediato activamos nuestras acciones de respuesta pensando en las necesidades de las madres gestantes, y de los niños, niñas y adolescentes víctimas del desastre”, relató el representante de UNICEF, Javier Álvarez.
Como consta en las publicaciones periodísticas de la época, UNICEF aportó US$500 mil para cubrir las necesidades de los niños afectados por el seísmo que se inició a las 3 y 23 de la tarde con una magnitud de 7.9 grados.

UNICEF se centró en la ayuda humanitaria para miles de niños afectados por el terremoto de magnitud 7.9 en Yungay. Foto: UNICEF
UNICEF destinó al área afectada por el terremoto antibióticos y medicinas, equipos portátiles de rayos X, radioteléfonos, unidades de generación de electricidad, mantas e insecticidas para evitar epidemias.
La devastación fue tan amplia que en 1971, pese a que el gobierno de ese momento que encabezaba el general Juan Velasco Alvarado desplegó esfuerzos para atender a los afectados y recuperar la infraestructura dañada, la región Áncash continuaba en ruinas porque amplias zonas eran inhabitables.
Con el propósito de contribuir con la reconstrucción de los pueblos golpeados por las ondas sísmicas, UNICEF suscribió un convenio con el Centro Regional de la Construcción y Rehabilitación de Zonas Afectadas (CRYRZA), para la construcción de 5 módulos de atención integral dirigidas a las familias que lo requerían.
La construcción y equipamiento de cada uno de ellos demandó S/8 millones 500 mil de la época. Este trabajo garantizó los servicios de salud, educación y saneamiento para miles de niñas, niños y adolescentes que sobrevivieron al espantoso sismo.
“La respuesta a la emergencia generada por el terremoto de Yungay fue la primera gran misión humanitaria en la que el Estado peruano y UNICEF trabajamos de la mano para poner en el centro de atención las necesidades de la niñez y adolescencia afectada. Después de 55 años podemos decir con orgullo que desde entonces hemos contribuido a que el Estado peruano incorpore el enfoque de niñez en la preparación y respuesta de las diversas emergencias que suele enfrentar el país en costa, sierra y selva y en las que de cada tres personas afectadas, una suele ser menor de 18 años”, manifestó el representante de UNICEF en Perú.
Cuando el miércoles 15 de agosto de 2007 un terremoto sacudió Pisco, en Ica, UNICEF también atendió la emergencia mediante la instalación de carpas de atención socio emocional y aulas temporales para que la educación de niñas, niños y adolescentes no se detenga.
Además, repartió suministros para prevenir enfermedades diarreicas o respiratorias agudas.
En el 2012, se presentó otra emergencia como resultado del desborde del río Amazonas, lo que causó 200 mil damnificados y alentó el desplazamiento de poblaciones enteras para preservar sus vidas.
Del número total de afectados, 85 mil eran niños, niñas y adolescentes, por lo que UNICEF alentó prácticas de higiene y protección para contener riesgos y evitar enfermedades prevenibles. También contribuyó con la instalación de aulas temporales para que los menores puedan retomar sus clases y promovió por la reubicación de las familias sin hogar.























