Receta errada
“La precariedad del sistema de salud golpea a unos 7.000 internos de medicina en hospitales del sector público”.
El Gobierno anunció en diciembre que cuatro millones de personas más tendrán cobertura de salud: 21.700 millones de ciudadanos demandarán servicios, de ellos, 12 millones son pobres o pobres extremos, imposibilitados de pagar una ecografía afuera de los hospitales con equipos malogrados o de conseguir sangre.
La precariedad del sistema de salud golpea a unos 7.000 internos de medicina en hospitales del sector público. Peor pagados que en McDonald’s, reciben 400 soles mensuales y la mayoría no son remunerados. No tienen seguro de salud pese a la alta incidencia de tuberculosis en el personal de salud: en 2015, de 755 trabajadores de salud con TB, 36 eran internos. Trabajan de 12 a 14 horas diarias −o 36 horas seguidas si tienen guardia− todos los días, contra lo que establece una norma. Son la fuerza laboral barata que llena formatos, ruega al banco de sangre o al laboratorio, cura escaras, sin descansar ni comer. Varios se suicidan.
Las mujeres internas están expuestas al acoso de sus superiores. “Un día en sala de operaciones con el paciente abierto, el médico me preguntó si tenía enamorado. Dije que sí como barrera de protección. Pasó con otros dos residentes. No pude establecer relaciones laborales por temor a una situación incómoda”, cuenta una médico.
De 18.012 accidentes de trabajo notificados al Mintra en el primer semestre, 782 fueron en el rubro de salud. Los internos exigen un reglamento que respete sus derechos y el de los pacientes a recibir una atención menos precaria.