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Política

48 horas para salvar al Perú

SIFUENTES
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Mañana el Congreso tiene planeado elegir a los integrantes del Tribunal Constitucional (TC). Como hicieron hace veinte años, los fujimoristas han lanzado un operativo de captura a vista y paciencia de una ciudadanía desgastada, un empresariado servicial y una prensa que disfraza su complicidad bajo la coartada de la equidistancia.

Fíjense en quiénes quieren vendernos el cuento de que esto se trata de una pelea política. Aunque los voceros mediáticos de esta organización quieran hacerlo pasar como un enfrentamiento de poderes, lo que estamos viviendo –de forma muy evidente y descarada– es una arremetida mafiosa con una sola agenda: la obstrucción permanente de cualquier avance de la justicia.

Todo se explica en razón de la búsqueda de la impunidad. Por eso, en las felonescas negociaciones de Salvador del Solar, el principal punto del fujimorismo era que se les permita la reelección, disfrazada bajo la figura de “senadores” (cuyo cupo aumentaría de 30 a 50). Su único interés es prolongar el escudo protector de la inmunidad parlamentaria. La misma razón por la que archivaron al carpetazo –como en los mejores tiempos de Martha Hildebrandt– el proyecto de adelanto de elecciones. Si se tratara de una lucha simplemente política, se habrían dado cuenta de que el adelanto les habría favorecido, que a pesar de todo seguían siendo quizás el partido más estructurado, además de ser los únicos representantes orgánicos, en el Perú, de la ola populista conservadora global (lo que les ha permitido conservar un 8% de popularidad). Hacia el lejano 2021 todos estos factores favorables perfectamente pueden haberse desvanecido. No les importa. Porque ya no se trata de continuidad política, sino de eludir la prisión.

Vizcarra ha demostrado no tener los reflejos para enfrentarse a esta organización. Lo de mañana será un saludo más a la bandera. Probablemente el Congreso le vuelva a dar por su lado y, pasado mañana, lo vuelva a traicionar. La misma fórmula, dicho sea de paso, que usó Vizcarra con ellos al inicio de su mandato.

Lo del TC se podrá detener momentáneamente mañana. Quizás. Luego volverán a la carga, y después irán por los fiscales del caso Lava Jato, por los periodistas que los investigan, por la sociedad civil que los enfrenta y por Vizcarra mismo, no necesariamente en ese orden. La única salida para el país es un gabinete de choque, además del apoyo de la calle y de magistrados honestos que no teman abrir cargos por sedición a la organización conocida como La Botika.

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