Espaldarazo nacional a la reforma del sistema de justicia y la representación política.,El referéndum ha sido una excepcional demostración de civismo y de responsabilidad política de los peruanos que con sus votos han confirmado su identificación con reformas esperadas varios años para mejorar el sistema de justicia y la representación política. Este mérito se acrecienta en la medida en que los electores han cumplido con su deber a pesar de las dificultades de orden informativo previas a la consulta. Los resultados son un espaldarazo a la política de lucha contra la corrupción que ha liderado el presidente Martín Vizcarra desde que se empezaron a conocer los CNM audios, el 7 de julio de este año, un reconocimiento a su insistencia y, por lo mismo, un estímulo a que esta política continúe. En sentido inverso, significan un revés serio de quienes se opusieron al referéndum como herramienta para impulsar las reformas, y de aquellos que llamaron a votar por los cuatro ‘No’, como una manera de enfrentar al Gobierno y debilitarlo, a pesar de haber aprobado los cambios en el Congreso o respaldado inicialmente su aprobación. Los porcentajes obtenidos por el ‘Sí’ en las tres primeras preguntas –87%, 85% y 85%– son abrumadores si se comparan con los resultados de consultas recientes en otros países de A. Latina. La primera lectura de estas cifras indica que ni las reformas ni el referéndum dividieron al país, como se dijo insistentemente desde la oposición, sino que, al contrario, lo han unido en una extraordinaria dimensión. Por si quedaba alguna duda, el porcentaje obtenido por el ‘No’ en la cuarta pregunta –85%– ratifica desde las urnas lo que durante meses mostraron los sondeos de opinión, es decir, el desagrado de la opinión pública frente el rumbo de un Congreso que se resistió cuanto pudo a las iniciativas de reforma enviadas por el Ejecutivo, deformando la que se refiere a la bicameralidad para forzar una reelección encubierta de los actuales parlamentarios en un eventual senado, y debilitar el Gobierno en el ejercicio de la prerrogativa de la cuestión de confianza. Con los resultados a la mano, el proceso debe fluir en consonancia con el voto de los peruanos y no contra ese veredicto. En relación con la nueva Junta Nacional de Justicia, debe expedirse la norma que regule las funciones de la comisión especial de selección y reformar lo antes posible la Ley Orgánica del anterior CNM para adecuar sus funciones a lo establecido en la reforma constitucional. Del mismo modo, el Congreso, si es posible en una legislatura extraordinaria, debe aprobar los siete proyectos de ley enviados por el Gobierno para profundizar la reforma de justicia, ante los cuales ha arrastrado los pies desde agosto. La etapa que inaugura el referéndum tiene de inicio más certezas que la anterior, con una clara mayoría política nacida de las urnas, un pronunciamiento categórico que los poderes del Estado y otras instituciones no podrán ignorar, y ante la cual están obligados a una plena disposición de cooperación. El Perú ha hablado.