"Es más o menos claro que el presidente del Congreso estima que su futuro no está en FP, o al menos en el estilo actual de FP".,Daniel Salaverry es uno de los políticos a los que hay que mirar con más detenimiento en estos tiempos. Empezó tímidamente a tomar distancia de la cúpula de Fuerza Popular con un pedido de licencia. Luego tuvo algunos gestos de acercamiento al Ejecutivo. Ahora ha declarado que no firmará la virola ley de financiamiento de los partidos. Es más o menos claro que el presidente del Congreso estima que su futuro no está en FP, o al menos en el estilo actual de FP. No está fuera del partido, pero casi. Quizás esperando una oportunidad de terminar de desmarcarse, de las que en verdad aparecen todos los días. Quizás apunta a algo más provechoso que una simple ruptura. Es verdad sostenida que tiene una treintena de seguidores en FP. Él lo da a entender en privado, y alguna vez se hizo seguir por un número parecido en una carta disidente. Pero ese contingente no será realmente suyo hasta que no hayan respaldado colectiva y públicamente un proyecto diferente al de Keiko Fujimori (?). Por el momento su objetivo parece ser establecer que lo suyo es el Congreso antes que el partido. Lo cual incluye proyectar una imagen de sensatez y corrección en medio de los despropósitos del Congreso. Ya le está costando la tirria de algunos fujimoristas y apristas, y le está significando cosechar pocos aplausos de otros lados. Desde que pidió su licencia de FP Salaverry ha modelado cuidadosamente el acercamiento a Martín Vizcarra, y ha tratado a las fuerzas del Congreso con estudiada distancia. A pesar de sus discretos seguidores, la verdad es que todavía está solo, y que no parece tener nada concreto que ofrecerles, más allá de la idea de una liberación abstracta. En cierto modo es una versión serena y mucho más calculada de Kenji Fujimori, sin la hipoteca familiar o la sangre en el ojo que cegaron al hermano. Pero igual que este, está apostando al espacio creado por el debilitamiento radical de Keiko Fujimori, aunque no parece ser alguien interesado en salvar o relanzar el fujimorismo. ¿Hacia dónde va? La no reelección lo condenará desde mañana a pensar en el Ejecutivo del 2021. Como candidato presidencial en una versión maximalista. O integrando una plancha capaz de llevarlo a un premierato. El destino de la jugada es, pues, a mediano plazo.