El 10 de diciembre arranca otro partido para Vizcarra.,El gran capital político acumulado este año por el presidente Martín Vizcarra le plantea el desafío de qué hacer con este antes de que, como siempre ocurre, pierda valor. No es poca cosa lo conseguido por Vizcarra con un gobierno que empezó débil en el contexto de la demolición que el fujiaprismo le aplicó a PPK. Aunque los mismos apristas y fujimoristas le llaman ahora, tratando de menospreciarlo, el ‘presidente accesitario’, Vizcarra se ha fortalecido significativamente, mientras que ellos enfrentan hoy una crisis profunda con sus líderes en situación penosa: Keiko Fujimori en prisión por 36 meses, y Alan García escondido en una embajada ratificando su cobardía. Vizcarra empezó su presidencia con una aprobación de casi 60% que fue perdiendo en los meses siguientes porque su gobierno parecía anodino, como solo queriendo durar hasta el 2021, y reiterando el error de Pedro Pablo Kuczynski: sumisión a la alianza promiscua del fujiaprismo. En julio ya había perdido la mitad de su capital inicial y enfrentaba una perspectiva a la baja. Entonces, Vizcarra decidió cortar con el fujiaprismo y asumir la lucha anticorrupción como emblema –que es lo mismo, en realidad–, y logró conectar con la ciudadanía, lo cual le hizo repuntar treinta puntos en la cotización de su capital. En noviembre con respecto a julio, la aprobación al presidente Vizcarra pasó, en la encuesta IEP que se publica hoy en La República, de 27% a 57%; y en la de Ipsos de 35% a 65%. Ese capital político seguramente seguirá creciendo por el referéndum, pero si el presidente no aprovecha ese momento para imprimirle un énfasis distinto a su gobierno, podría experimentar más de un bache en el camino. La conexión con la gente lograda por el presidente Vizcarra este año se explica por su respaldo a la anticorrupción y la apuesta por darle la oportunidad a la ciudadanía de votar en el referéndum por algunos elementos de una reforma político-judicial. Pero las prioridades de la tabla de calificación de la ciudadanía pueden cambiar mucho en el año 2019. El gobierno no puede bajar la guardia en la lucha anticorrupción, pero debe poner un ojo más atento a las propias políticas públicas de la gestión del gobierno, así como usar el gran capital político que ha ganado y su capacidad de persuasión de la ciudadanía, para emprender reformas institucionales y económicas para el fortalecimiento democrático e incremento de la competitividad del país. Eso marcará la diferencia entre una buena y una gran presidencia de Martín Vizcarra a favor del país.