"A primera vista la foto de setiembre se parece a la de julio, pero hay cambios numéricos, no tanto políticos, importantes".,La más reciente encuesta Datum trae comparaciones a lo largo de tres meses de opinión electoral limeña. A primera vista la foto de setiembre se parece a la de julio, pero hay cambios numéricos, no tanto políticos, importantes. La delantera de Renzo Reggiardo ya no es tan cómoda, pues sus dos seguidores han avanzado a bastante más velocidad que él, que sigue estancado por debajo del 20%. Los votos que se han movido vienen de dos lugares. De un lado, los candidatos menores, salvo Esther Capuñay, Manuel Velarde y Gustavo Guerra García han perdido votos desde julio. De otro, el voto en blanco y el NS/NC han tenido una pequeña pérdida. Mientras que el nulo/viciado ha tenido un avance considerable. En esta encuesta Datum el porcentaje de desafectos se ha reducido considerablemente. Otros sondeos recientes lo ubicaban en las inmediaciones del 60%, mientras que aquí la cifra se parece más a la mitad de eso, con casi 40% repartido entre los tres candidatos que van delante. Con lo cual las apuestas siguen a favor de alguno de los tres. Tres movimientos que alteraron el panorama y produjeron el actual perfil de la elección fueron las caídas de Luis Castañeda Jr., Enrique Cornejo y Humberto Lay, quienes pasaron todos de poco más de 7% a poco más de 4%. Cuando les iba bien, en julio, Ricardo Belmont tenía 4.7% y Daniel Urresti 6.2%. Setiembre parece haber sacado de carrera a los tres. A Belmont y Urresti les ha tomado poco más de dos meses acercarse a Reggiardo. Cada uno de ellos tendría que duplicar su intención de voto para alcanzar al puntero o superarlo. No está claro qué podría producir ese fenómeno. Más bien podría haber crecimientos de última hora entre los candidatos menores que frenarían los avances en los primeros puestos. El modesto crecimiento de Manuel Velarde de 1.5% a 2.8% y de Guerra García de casi nada a 1.5%, a lo largo de tres meses, es indicio de lo que le ha pasado a las ideas modernizadores del primero y a la identidad izquierdista del segundo en esta elección. A pesar del disgusto que flota frente a esos valores, ella sigue anclada en lo convencional y lo conservador.