Los roces entre aviones y barcos de EEUU y China en la periferia naval de este último país ahora son frecuentes, aunque todos de baja intensidad.,El informe anual del Pentágono sobre la realidad militar de China que acaba de aparecer sigue pintándola como una potencial amenaza, ahora más que nunca. La perla que los medios de EEUU recogen esta vez es que Beijing “probablemente” (likely) entrena pilotos para el ataque a blancos de ese país. Se refiere a bombarderos nucleares de largo alcance. Luego de largos decenios de relativa calma, la tensión militar en alza ha vuelto a ser un rasgo permanente en las relaciones entre las dos potencias. Es un hecho que China está haciendo grandes esfuerzos en la modernización de su fuerza armada, lo cual incluye expandir su radio de acción potencial más allá del que ya tenía. Los roces entre aviones y barcos de EEUU y China en la periferia naval de este último país ahora son frecuentes, aunque todos de baja intensidad. Esto mientras los dos ejércitos van incluyendo gestos agresivos en sus habituales relaciones de militares a militares. En este terreno la acusación abierta se ha vuelto la nueva diplomacia. También China se siente amenazada, e incluso hasta agredida, y considera que los EEUU son un freno a los planes chinos de consolidación en las aguas del Mar del Sur de China. Una zona que Washington considera aguas internacionales, que Beijing está militarizando agresivamente. Por ejemplo, convirtiendo islotes muy mar afuera en potenciales bases militares. EEUU y la Unión Soviética se pasaron desde 1945 hasta fines de los años 80 escalando su mutua agresividad militar. Esto ciertamente produjo guerras importantes, pero siempre por interpósitos países. Nunca hubo una zona de potencial confrontación directa entre Washington y Moscú, como podría suceder con China. Pero hay fuertes intereses mutuos. La Guerra Fría permitió a la URSS y los EEUU mantener casi medio siglo de hegemonía bipolar, que más o menos mantuvo las cosas en su sitio. En el caso de China el interés mutuo es la hegemonía capitalista en un mercado mundial. De allí parte la importancia y peligrosidad de la guerra comercial puesta en marcha por Donald Trump. Un discurso subyacente al informe del Pentágono es que desde el ataque a las Torres Gemelas en el 2001 el territorio de los EEUU nunca se sentirá libre de un ataque directo.