"Vizcarra tiene un discreto apoyo popular mientras él se compre el pleito por nosotros y lidere los cambios radicales que el país necesita".,El mensaje a la nación del presidente Vizcarra ha sido inesperado para todos. Tanto para el fujiaprismo que fue pechado políticamente durante todo el discurso, como para quienes no esperábamos mucho o nada de él. Vizcarra decidió salir mostrando músculo político, sin embargo, habría que mantener prudente cautela hasta ver que sus propuestas se plasmen en acción. Es un importante gesto político que Vizcarra haya dado, finalmente, muestras de liderazgo de agenda y de reivindicación de ser el primer poder del Estado (aunque Keiko haya dicho lo contrario). En forma y fondo, el presidente ha confrontado ayer al conservadurismo y obstruccionismo fujiaprista en los temas que en los últimos dos años fueron sus banderas-boicot: la reforma universitaria y el enfoque de género. También ha sido un mensaje directo a la mafia que ha intentado demonizar a la prensa, el respaldo explícito del presidente al periodismo independiente (IDL-Reporteros) en la difusión de los audios de la corrupción. El anuncio políticamente más importante ha sido el referéndum, una inteligente jugada de ajedrez que pone en jaque al Congreso contra las cuerdas y al presidente del lado del pueblo. Apoyándose en el respaldo ciudadano (invocado varias veces durante el discurso), Vizcarra con el referéndum le quita cuota de poder al Kongreso obligándolo a responder a la exigencia ciudadana. Si el Congreso fujiaprista, como ya estamos viendo en sus reacciones, decide diluir las propuestas del referéndum añadiéndole despropósitos como la ley Mulder u otras con el obvio afán de boicotear el referéndum, el fujiaprismo se la pondría en bandeja a Vizcarra para enviar a su gabinete a plantear la cuestión de confianza que termine haciendo lo que es ya un clamor popular: el cierre constitucionalmente del Kongreso delincuencial y nuevas elecciones legislativas. El momento más emotivo del discurso ha sido la lectura solemne de nombres y apellidos de las últimas víctimas de feminicidio en el país y el anuncio de jugársela por una política nacional de igualdad de género. No tuvo miedo de pronunciar las palabras “enfoque de género”, sin embargo, no lo vinculó con los textos escolares ni el currículo escolar. Habrá que ver si la omisión fue táctica y eventualmente se incorpore como debe ser. Ausencias importantes en su discurso: la comunidad LGTBI, Pueblos Originarios y sus apremiantes problemas sociales y de salud humana y ambiental, el indulto írrito a Fujimori o mención específica a las mayores investigaciones anticorrupción de últimas dos décadas #Lavajato y #Lavajuez. Hay mucho más que desmenuzar en lo social y económico pero no da el espacio, por tanto, me quedo con que ha sido un discurso inesperado dada su súbita demostración de poder y posición política firme frente al obstruccionismo kongresal, un discurso que si se traslada a la acción efectiva puede ser el inicio de una posibilidad de cambio verdadero para nuestro magullado país, pero que nos señala cautela y vigilancia, porque pese a las señales que Vizcarra ha dado en los últimos días desde su pelea contra la ley Mulder, el respaldo a las movilizaciones ciudadanas y no ir a la juramentación de Chávarry, en la práctica Chávarry sigue de Fiscal de la Nación y el 27 de Julio en Lima los manifestantes fueron reprimidos con violencia injustificada por su policía. Mientras en un puesto clave como la Fiscalía de la Nación siga estando alguien con tantos cuestionamientos y nexos con la estructura mafiosa que vamos descubriendo, las palabras de Vizcarra sobre una reforma verdadera del sistema de justicia, o cualquier otra, sonarán vacías o hasta cómplices. Vizcarra tendrá el apoyo popular mientras él se compre el pleito por nosotros y lidere los cambios radicales que el país necesita. En cuanto nos deje en offside otra vez, perderá lo único que hoy le permite el músculo político, el apoyo popular.