La Comisión de la Verdad consiguió documentar 138 casos. El mecanismo del exterminio selectivo no acabó con los senderistas, por el contrario incrementó la determinación y ferocidad de estos.,“El vuelo”, “La compasión”, “El submarino”, “La colgada”, parecen títulos de películas pero así llamaban los agentes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) a los métodos de tortura que aplicaban a los sospechosos de militar en Sendero Luminoso durante la guerra en Ayacucho, en el tristemente célebre local clandestino conocido como “La casa rosada”, ubicado en el jirón Los Rosales 236, en la Urbanización Jardín, en Huamanga. Bajo el mismo nombre, y poco antes de morir por una enfermedad, el cineasta ayacuchano Palito Ortega logró terminar un largometraje en el que relata lo que sucedió en la espantosa instalación basado en los testimonios de personas inocentes que tuvieron la fortuna de sobrevivir a las vejaciones. Para quienes desde los años 80 reportamos sobre el conflicto desde el principal escenario de acciones de los terroristas, recogimos información sobre las crueles actividades de los militares en “La casa rosada”, siempre negadas por las autoridades castrenses. En ese lugar se forjarían a sangre y fuego algunos de los efectivos del SIE que, precisamente debido a dicha atroz experiencia, fueron reclutados por Santiago Martin Rivas para formar el Destacamento Especial Colina, como Jesús Sosa Saavedra, quien reconoció que al menos 300 secuestrados murieron víctimas de “El vuelo”, “La compasión”, “El submarino” y “La colgada”, entre otras modalidades de tormento y asesinato. La Comisión de la Verdad consiguió documentar 138 casos. El mecanismo del exterminio selectivo no acabó con los senderistas, por el contrario incrementó la determinación y ferocidad de estos. La película de Ortega no es un invento. Sin embargo, han surgido voces que reclaman retirar la película porque supuestamente hace “apología al terrorismo”. El efecto que consiguieron estos negacionistas de salones de belleza que “terruquean” a los que no están de acuerdo con su pensamiento, es que más gente se interese por “La casa rosada”, como sucedió con la exposición de las tablas de Sarhua, o con la pieza de teatro “La cautiva”. Ocultar los cadáveres en el clóset para negar la historia, ya no funciona.