El gobierno quiere aumentar el ISC a las gaseosas porque tienen mucha azúcar y fomentan la obesidad.,En el Proyecto de Ley 2791 que pide facultades al Congreso, el gobierno dedica un capítulo importante al aumento de la recaudación -quiere aumentarla en 2.4% del PBI-, ya que ha caído drásticamente en los últimos años: de 15.5 al 12.3% del PBI. Hemos analizado antes las causas de esta caída (1). Veamos ahora qué dice el PL 2791 sobre el aumento de los impuestos selectivos al consumo (ISC), de los combustibles, cervezas, licores y bebidas gaseosas. Antes que nada: el total del ISC en el 2017 fue S/. 6,300 millones, de un total de S/. 107,000 millones, el 5.8%. No es significativo, como se aprecia, pero en la situación actual, todo trigo es limosna. Los que más contribuyen son los combustibles y la cerveza, con S/.2,600 y 2,300 millones. Le siguen las bebidas gaseosas con S/. 500 millones; en el 2007 solo recaudaba S/. 250 millones. El gobierno quiere aumentar el ISC a las gaseosas porque tienen mucha azúcar y fomentan la obesidad. No hay duda que el propósito es bueno. Pero el aumento de ingresos no será grande. Lo más probable es que aumente el ISC a los combustibles, de fácil recaudación. Se subiría el ISC al diésel, porque contamina más. Lo que no es tan cierto, porque ahora el diésel debe venderse con menos de 50 partes por millón (ppm) de azufre. Hasta hace poco se vendía con 2,500 ppm. Pero una subida abrupta sería vista como un “gasolinazo”, lo que se agrava porque el precio del petróleo puede subir aún más con la decisión de ayer de Trump de desconocer el acuerdo nuclear con Irán. En todo caso, un aumento de la gasolina reducirá el poder adquisitivo. Y eso influye, a la baja, en el crecimiento económico. Además, su efecto multiplicador grande vía el alza de los costos de transporte. Resumiendo: en lo económico, los aumentos al ISC solo se podrían justificar si la mayor recaudación se destina, sí o sí, a aumentar la inversión pública, porque su efecto reactivador -en coyunturas de caída del crecimiento económico, como ahora- no solo es superior al de la inversión privada, sino que se convierte en un incentivo para ésta. La carne de la recaudación está en el IGV con S/. 54,600 millones, el 51%. Si se suman el ISC y el IGV, el 57% de la recaudación proviene de impuestos indirectos. En la teoría se les llama regresivos porque gravan a todos por igual. La cerveza gravada con IGV e ISC cuesta lo mismo, gane Usted 1,000 o 15,000 soles mensuales. Los impuestos directos a la renta (de primera a quinta categoría) fueron S/. 36,000 millones en el 2017, solo el 33% del total. Son progresivos porque gravan los ingresos. Ergo, impactan más en el que más tiene. En la OCDE, los ingresos por impuestos directos son mayores a los indirectos. Esto disminuye la desigualdad. Tenemos, entonces, un problema de estructura tributaria (directos versus indirectos), que proviene de la reforma tributaria de los 90, que ya está obsoleta (hasta el FMI pide aumentar los impuestos directos). A ese gran problema se agrega la evasión. Dice Víctor Shiguiyama, Jefe de la Sunat, que la evasión del IGV supera los S/. 20,000 millones anuales. Agrega que la evasión y elusión del impuesto a la renta es de S/. 35,000 millones, casi igual a lo que se recauda (Gestión, 26/10/2017). El PL 2791 incluye combatir la elusión del impuesto a la renta cerrando los “vacíos legales” utilizados para no pagarlo. Se supone que se trata de reactivar la Norma XVI, que duerme desde el 2012, cuestionada por el sector empresarial. Dicho esto -más allá de la gran importancia que tiene el aumento de los ingresos fiscales, lo que va a tomar tiempo- la prioridad central es la reactivación de la economía, lo que implica aumentar la inversión pública. Eso no se logrará con el ISC, del cual tanto se habla en estos días. Para tomar el toro por las astas, hay que reducir las exoneraciones tributarias, así como las devoluciones de impuestos. Estas últimas en el 2017 alcanzaron S/. 17,000 millones y que reducen los ingresos del gobierno general, de los S/. 107,000 millones, ya mencionados, a solo S/. 90,000 millones. Si las devoluciones se redujeran en S/. 6,000 millones (el 1% del PBI), la inversión pública podría incrementarse en el mismo porcentaje. Pero eso no se menciona en el PL 2791 ni tampoco se toca la meta del déficit fiscal, que sigue en 3.5% del PBI. Así las cosas, las metas de crecimiento económico que tanto se necesitan, difícilmente serán alcanzadas. 1) https://larepublica.pe/politica/1228607-devoluciones-millonarias-del-igv-bajo-la-lupa