Entrevista a Marco Zileri. Periodista y director de la revista Caretas.,¿Esta es una campaña contra la violencia a la mujer, o contra el periodismo? No, es una campaña contra el periodismo. Se está utilizando el tema de la violencia de la mujer como un mascarón de proa. No quiere decir que no exista violencia hacia las mujeres, sin embargo hay un aprovechamiento de esta coyuntura para cobrar facturas. PUEDES VER Caretas responde al fujimorismo tras intento de boicot por columna de Rafo León ¿Qué facturas requieren cobrarle a Caretas? Sobre todo a la China Tudela. El blanco de la furia, de la indignación es ella. La China Tudela es una columna satírica, ha sido muy mordaz, es muy mordaz, hay pasajes que son particularmente ácidos… ¿Ácidos o insultantes? Pueden ser insultantes. ¿Pueden ser, o son? Son, son, son insultantes. ¿Y esto lo cree recién ahora o ya tenía esa convicción? No, no, digamos que son las reglas del juego de una columna satírica. Y las mismas reglas de juego de una columna satírica hacen que esto se trate, en realidad, de una caricatura. Ahí está el meollo del asunto. Las figuras a las que la China Tudela alude no son Galarreta, ni Cecilia Chacón, ni Lourdes Alcorta. Es obvio que se refiere a todos ellos. Pero no son ellos. Son caricaturas, es como lo que hace Carlín. En las caricaturas uno exagera, y en el caso de la China Tudela estamos hablando de burlas a personajes ficticios… es complicado. ¿Son cosas insultantes? Sí. Y cuando los parlamentarios levantan la sesión del Pleno temprano para ver el partido de la selección, ¿eso no se puede interpretar también como un insulto a la inteligencia? ¿O cuando la presidenta de la Comisión de la Mujer dice que las mujeres merecen ser agredidas? Frente a situaciones de esa naturaleza es que aparece la chispa de la sátira. Las críticas son porque la China Tudela recurre a insultos raciales, o se burla de defectos físicos. ¿Qué dice de eso? (Piensa). Sí, (la China Tudela) es racista. Le toma el pelo a la gente por su físico. Es un personaje de ficción. Y por ese motivo, ¿Caretas alguna vez se ha cuestionado el contenido de la China Tudela? ¿Nunca han pensado en la revista que se están cruzando límites razonables? Lo que le puedo decir es que no somos neutros frente a la columna de la China Tudela. Siempre nos mueve un concho o nos hace reír. La sátira es lo que define la frontera de la libertad de expresión, es el caso más extremo. Y frente a ella, hay que ser tolerantes. Aunque sea una sátira insultante, racista. Rafo León se lo podría explicar mejor que yo. Pero lo que sí sé es que la China Tudela es una racista y es, a la vez, una tomadura de pelo a los propios racistas de clase alta. Es una tomadura de pelo al poder que ellos encarnan. ¡Nos estamos peleando con una caricatura! Y de pronto, vemos que el presidente del Congreso, Luis Galarreta, se ha convertido en una caricatura, ha reaccionado frente a una caricatura y todo es muy caricaturesco ya. Galarreta ha pedido el boicot contra Caretas. Ha pedido algo más, incluso. Dijo que si fuera esposo o hermano de las aludidas, habría tomado medidas diferentes. ¿Cómo debe interpretarse eso? ¿Violencia? Parece, ¿no? Un llamado a la agresión. Y eso es absolutamente inaceptable. ¿Estamos en la ley de la selva? No, estamos en un Estado democrático. Galarreta tiene todo el derecho de expresar su molestia, incluso de tomar las medidas legales que considere necesarias, pero no a llamar a un boicot publicitario. Esa es una actitud muy poco democrática. Antes Galarreta demostraba más humor. Estamos ante la dictadura de lo políticamente correcto. ¿Cree que el pedido de Galarreta, de boicotearlos, surja algún efecto? No creo. Caretas es pluralista, democrática, con colaboradores que escriben con absoluta libertad. Y la China Tudela es una de ellas, la más problemática. ¿Diría que este episodio pone de manifiesto, de nuevo, la relación conflictiva que tiene el fujimorismo con la libertad de prensa? Estoy esperando el tuit de Kenji. Pero para responder: ¿es Galarreta un demócrata o un vocero del oscurantismo autoritario de los noventas? ¿Es pato, o es Galarreta? Sí, hay un reflejo autoritario, y no sé hasta qué punto institucional. Suele ocurrir que cuando hay mucho poder, los reflejos autoritarios afloran. ¿Le han pedido a Rafo León bajar un poco el tono? No me corresponde hacer eso. El Perú tiene derecho a la sátira. Un país sin sátira es un país sin libertad. ¿No se les pasó la mano con la última portada? No. ¿Cuál mano?