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Trump viaja a la frontera con México para denostar la política migratoria de Biden

Trump dibujó un panorama tenebroso en el país por las políticas migratorias de su sucesor en el cargo, el demócrata Joe Biden, en la bautizada por los medios como su “gira de la venganza”.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump saluda a simpatizantes durante el mitin que celebró en Wellington, Ohio, el primero desde el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Foto: EFE
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump saluda a simpatizantes durante el mitin que celebró en Wellington, Ohio, el primero desde el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Foto: EFE

Donald Trump acude este miércoles 30 de junio a la frontera con México para reclamar por “la peor crisis migratoria” en la historia de Estados Unidos provocada, según él, por su sucesor Joe Biden, y retomar el hilo conductor de su presidencia: la lucha contra la inmigración ilegal.

Una “frontera sur destruida”, “una verdadera zona de desastre”, dice Trump de cara a una nueva candidatura presidencial en 2024. El republicano no ha perdido su retórica desde su “retiro” en sus residencias de Florida y de Nueva Jersey.

Con estas palabras anunció su primera visita desde que dejó la Casa Blanca el 20 de enero. El exmandatario viaja a Weslaco, un pequeño pueblo en el extremo sur de Texas, cerca de la frontera.

Bajo chubascos dispersos, reinaba la calma en este municipio el miércoles por la mañana, antes de la llegada del expresidente. Una camioneta decorada con banderas de Trump recuerdan su popularidad en este estado conservador. Precisamente en Texas, el 12 de enero, hizo su última visita oficial para hablar de inmigración.

Junto con el gobernador de Texas, Greg Abbott, y una delegación de parlamentarios republicanos, se reunirá alrededor de las 11.30 a. m. (4.30 GMT) con funcionarios para una reunión de “seguridad fronteriza”, y luego visitará, una hora después, una sección del “muro” que separa Estados Unidos de México.

“¡Construye el muro!”, se escuchaba frecuentemente en sus actos de campaña antes de su elección en 2016.

Durante sus cuatro años como presidente, se completaron aproximadamente 600 kilómetros, aunque la mayoría de estos tramos fueron mejoras en las vallas ya existentes.

Para los republicanos, el programa del multimillonario funcionó, pero la llegada de Biden a la Casa Blanca con la promesa de una política migratoria “más humana” creó un efecto llamada.

La primavera estuvo marcada por un récord de arrestos en la frontera sur de Estados Unidos, de 3.200 kilómetros de largo. En mayo, unas 180.000 personas fueron detenidas tras entrar ilegalmente, la cifra más alta en 15 años.

La oposición acusa a la vicepresidenta, Kamala Harris, encargada de gestionar la migración irregular, de ignorar la “crisis”.

El gobernador de Texas decretó, a mediados de junio, que el estado continuará construyendo el muro fronterizo. Y la gobernadora republicana de Dakota del Sur, Kristi Noem, acaba de anunciar que enviará decenas de soldados de la Guardia Nacional de su estado a la frontera, a pesar de estar a más de 2.000 kilómetros al norte de distancia.

Los demócratas acusan de manipulación política a los republicanos y aseguran que el aumento de migrantes en la frontera se debe a muchos factores, al tiempo que recuerdan la controversia política de la separación de familias impuesta por Trump.

Bajo su presidencia, cerca de 4.000 niños migrantes fueron separados de sus familias. A principios de junio, más de 2.000 aún no se habían reunido con sus seres queridos.

“Espectáculo de payaso”

“Durante cuatro años, los republicanos han guardado silencio mientras Trump saboteaba nuestro sistema de inmigración”, dijo el miércoles el portavoz del Partido Demócrata, Ammar Moussa, que calificó la visita del expresidente como un “espectáculo de payaso”.

Expulsado de las redes sociales desde el asalto al Capitolio por parte de sus partidarios el 6 de enero, Trump mantiene mucha influencia en su partido. Y está decidido a seguir teniendo peso en la política estadounidense.

Después de meses de estar casi en silencio, su agenda se está acelerando. El magnate inmobiliario volvió a sus clásicos mítines el sábado pasado, en Ohio, el comienzo de su campaña para las elecciones parlamentarias y locales de mitad de mandato de noviembre de 2022.

Frente a miles de simpatizantes, repitió sus infundadas acusaciones de “robo” en las elecciones que perdió ante Biden. Y dejó entrever que buscará una nueva candidatura para las próximas presidenciales. Este sábado tendrá otro gran mitin en Sarasota, Florida.