Claret Quea: "Hay comedias que te enajenan y hay otras que te ubican"
El actor nos habla de 'Un robo hasta las patas', la comedia que dirige Juan Carlos Fisher. Sobre la coyuntura dice: "El mejor lugar para hacer política es la calle".
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En el escenario vemos que un robo se planea dentro y fuera de la cárcel. Y en un banco que está plagado de ladrones, un practicante eterno busca conquistar a la hija del dueño ofreciéndole cheques. “Muy víctima no es”, nos comenta acerca de su personaje el actor Claret Quea.
Un robo hasta las patas es una comedia que está en la cartelera limeña, cual ‘válvula de escape’ en medio de la crisis social y política. “Hay una cantidad de escaladas trágicas —y no solo en el país— y tú dices: ¿a dónde más estamos yendo? En el momento histórico humano en el que estamos, hay ciertas cosas de las que tenemos que reírnos y distanciarnos para poder realmente entenderlas y seguir adelante”.
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Actuaste en San Bartolo (basada en los testimonios del caso Sodalicio). Digamos que junto con Proyecto Ugaz han sido obras incómodas para medio país, ¿no?
El ‘combo Sodalicio’. Sí, pues, efectivamente son temas incómodos. Sobre todo, porque somos un país conservador y católico. Entonces, qué sé yo, mi cerebelo es católico porque vivimos en un país donde se nos ha criado de esa manera. Y meterte con cosas que son como pilares de cómo se arma la vida es complicado. Sobre todo, que los sacerdotes son personajes de poder, pero también personas en las que uno deposita confianza.
¿Cómo vives un proceso así como actor?
Mi forma particular de verlo es que creo que el arte pasa por otro conducto, pasa más por el cuerpo. El arte simplemente es lo que es. Es un espacio para conectar, para reír y para movilizar emociones. En el caso de San Bartolo, el primer día de ensayo estaba el protagonista de básicamente todos estos procesos (Álvaro Urbina). Nos sientan en círculos y comienza a contar su historia y nos quedamos como en una pieza. Pero, por ejemplo, acá en Un robo hasta las patas el texto me destartalaba de risa.

Obras - Los Productores
En esta comedia se dice que “todos roban”. Y Juan Carlos Fisher pone al fujimorismo en una frase. ¿Qué te parece esta forma de hacer teatro? De decir y hacer reír, pero a la vez preguntarte de qué te estás riendo.
Te voy a responder, primero, con una carcajada (ríe). Hay ciertas cosas de las que tal vez no queremos hablar. Trabajar en un banco, todos son ladrones; hay nepotismo por ahí metido, mi propio jefe es el que me hipoteca la casa, son tragedias muy fuertes las que pasan estos personajes y, sin embargo, el público se ríe muchísimo. Me emociono con lo que te voy a decir, pero hay una parte de uno mismo que dice: “tengo dos opciones. O hundirme en un pozo o empezar a reírme un poco al respecto”. Sí, hay risas que te enajenan, la chacota te aliena, pero también hay risas que te ubican, que te permiten botar como si estuvieras en una especie de estado febril donde estás sudando cosas y lo necesitas para poder combatir la infección. Yo creo que esta obra lo hace sin querer, porque es cero pretenciosa, no le interesa generar ningún tipo de moraleja.
Tu personaje está esclavizado. ¿Cómo dirías que sobrevive al sistema?
Está esclavizado y su mejor amigo es su jefe. Pero tengo que decir en honor a la neutralidad que es un personaje que no se cuida a sí mismo. O sea, él tranquilamente podría ser un poco menos pusilánime de lo que es. Siento que mi personaje, si fuera una persona segura de sí mismo, si le importara menos lo que el resto opinara de él, sería un gran dictador. Tal vez un terrible ser humano.
Has sido parte de la muestra fotográfica ‘De qué color son tus muertos’ y en Instagram sueles hablar de la coyuntura. ¿Ves las redes sociales como una plataforma para ello, aunque te ganes detractores?
Es difícil usarlas, entender los medios. Usar un medio como es Instagram para temas políticos... no estoy muy seguro qué tan efectivo sea. Pero vengo de una época en la que entiendo las redes sociales como álbumes de fotos. Ahora veo a mis compañeros usando Instagram como medios de comunicación y medios de venta. Yo también tengo que admitir que sobrevivo, que estoy en una industria del entretenimiento donde muchas veces no solo te eligen por el talento, sino por los seguidores que tienes. Entonces sí, a veces hay ciertos temas que son más convenientes no tocarlos. Sin embargo, recibo ciertos comentarios por el hecho de que yo empatice con ciertas cosas que están pasando no solo en el país, en el mundo. Cuando la gente me comenta cosas que otros compañeros pueden considerar hate, yo lo tomo como una posibilidad para dialogar. Honestamente, el mejor lugar para hacer política es la calle.

















