Perú cuenta con más de 460.000 hectáreas dedicadas a la producción orgánica
Son más de 107.367 productores que se dedican a este rubro; de los cuales, el 94% son pequeños agricultores que están asociados con operadores grupales.
El Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) señala que el Perú cuenta actualmente con más de 464.546 hectáreas dedicadas a la producción orgánica y más 95.157 hectáreas en proceso de transición, certificados por organismos autorizados. Ello, en el marco del Día de la Promoción de la Agricultura Orgánica y el no Uso de Agroquímicos.
Se estima que son más de 107.367 productores que se dedican a este rubro; de los cuales, el 94% son pequeños agricultores que están asociados con operadores grupales y cumplen las normas orgánicas nacionales y de los exigentes mercados internacionales.
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Entre los principales cultivos orgánicos destacan el café con 124.132 hectáreas, castaña con 210.609 ha, cacao con 52.191 ha, quinua con 10.625 y el banano con 7.419; en línea con ello, la Unión Europea, Estados Unidos y Asia son los principales mercados destinos de estos productos.
Los cultivos emergentes que se suman al desarrollo de las agroexportaciones son los arándanos, el kion, la palta, el mango, la uva y la granada que están teniendo una buena aceptación de los consumidores a nivel internacional.
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Para mantener estos cultivos como ‘orgánicos’, el Senasa realiza la fiscalización oportuna a los operadores con campos certificados y continúa trabajando de manera articulada con 982 operadores certificados a fin de impulsar el crecimiento de la producción orgánica y su competitividad mundial.
Como parte de las acciones contempladas en la segunda reforma agraria, enfocados en la seguridad alimentaria, el Senasa viene trabajando con más de 23.000 productores de todas las regiones del país, a través de las Escuelas de Campo – ECAs, para la adopción de buenas prácticas agrícolas con énfasis en el uso del control biológico (medio natural para el control de plagas agrícolas) como alternativa al control químico; el objetivo es evitar residuos de contaminantes en alimentos frescos que pongan en riesgo la salud humana, animal y el ambiente.