Domingo

Poesía para vivir mañana

La poeta Teresa Orbegoso (Lima, 1976) fue diagnosticada con cáncer el 2016 y fruto de esa experiencia alumbró el libro Abro el miedo, un recorrido que va de la oscuridad de la enfermedad a la luz de la curación y la esperanza.

"El cáncer, cuando lo logras sobrepasar, te hace mejor persona. Te ayuda a valorar la existencia, la humanidad, la vida toda". Foto: archivo LR
"El cáncer, cuando lo logras sobrepasar, te hace mejor persona. Te ayuda a valorar la existencia, la humanidad, la vida toda". Foto: archivo LR

Algo, algo es. Un pezón estrujado. Inger, algo avanza por mi pecho hasta casi llegar al hueso. Se aferra a algo y algo y algo. No puede detenerse, como los sonámbulos. Se aferra a lo que encuentra. Se aferra más. (…) Las células buenas se encuentran con las células malas en la danza de las células. Hay una guerra. Las células buenas pierden. Las células malas colocan su bandera de vencedoras sobre mi pecho.

Esas son algunas de las prímeras líneas de Abro el miedo, poemario de Teresa Orbegoso, que es un recorrido vital por la experiencia de ser un paciente con cáncer y apelar a la escritura para enfrentar el miedo a la muerte y la desaparición. También para recuperar la idea de que la existencia siempre vale la pena.

A la poeta le diagnosticaron cáncer en uno de sus pechos el 2016, mientras llevaba la maestría de escritura creativa en la Universidad Tres de Febrero, Buenos Aires. Vivía allá con su esposo argentino. Como él debía salir a trabajar y no podían tener una enfermera, muchas veces ella debió afrontar sola los más duros síntomas de la enfermedad y el tratamiento.

De esa experiencia límite surgió un libro desgarrador y esperanzador al mismo tiempo. En él, la autora le mira los ojos a la enfermedad y la llama por su nombre. La frase “mi cáncer dice…” se repite muchas veces en las páginas para explicar un sentimiento, una sensación, o para hacer el recuento de cosas exteriores.

“Abro el miedo se escribe como un libro de tesis para terminar la maestría y hablar de algo que me estaba pasando en ese momento. Fue un trabajo arduo. Fue clave leer a otros poetas que habían pasado un cáncer, ya sea que hubieran muerto o sobrevivido. Encontré a Inger Christensen, con Alfabeto. Ella habla del valor de la existencia. Cuando leo el libro, recupero ese valor”, cuenta Teresa.

 La poeta habla del cáncer y del país en sus dos últimos libros Perú y Abro el miedo. Al lado, portada de la edición en inglés de Abro el miedo. Foto: Libero Editorial

La poeta habla del cáncer y del país en sus dos últimos libros Perú y Abro el miedo. Al lado, portada de la edición en inglés de Abro el miedo. Foto: Libero Editorial

Durante la convalescencia, la autora se apoyó en la literatura de otros escritores que pasaron por lo mismo. Halló en la poesía de Gonzalo Millán, autor de Veneno de escorpión azul; de Héctor Viel Temperley, autor de Hospital Británico; y de la mexicana Daniela Camacho, autora de [Imperia] y Carcinoma, experiencias parecidas a la suya y la fuerza para enfrentar sus circunstancias y contar aquello que sentía.

El libro está dividido en cuatro secciones: Cirugía, Herida, Sutura y Cicatriz. Y es un viaje que empieza con la presencia de la enfermedad avanzando, el proceso de tratamiento y curación, las posibilidades de sobrevivir y dejar el mal atrás, y la esperanza de estar curada. Es, además, un libro con líneas poéticas que se entrecruzan: habla de la enfermedad, pero también habla del país, del continente, de lo que pasa en nuestras naciones.

“Ambos, el cuerpo de Teresa y Latinoamérica están con cáncer. En el libro, el cáncer se convierte también en un sujeto que atraviesa la historia, la política, una serie de cosas. Y la paciente nombra a todos esos existentes”, dice.

Orbegoso ve al cáncer no solo como una enfermedad, sino también, poéticamente, como un maestro, un ente que le dejó enseñanzas:

“No sé si el cáncer se va. En el sentido de la enfermedad, sí. No es miedo, es un poderoso reconocimiento del valor de la vida y el respeto para conducirse sobre esa vida. Creo que el cáncer, cuando lo logras sobrepasar, te hace mejor persona. Te ayuda a valorar la existencia, la humanidad, la vida toda. Ya no puedes vivir de manera laxa o supérflua”, afirma.

Hay unos versos en la sección Sutura en que la enfermedad se despide de su huésped. “Te abracé, te entregué un libro, te di escaleras, pero tu me empujaste y me pateaste…”. Y en Cicatriz la poeta siente que ha vencido: “El agua que sale de mi pecho vacío es tan poderosa como un manantial”. Un libro de poesía intimo, amoroso y valiente.

 Foto: archivo LR

Foto: archivo LR