Daniel Yovera: “Uno tiene que resistir, ponerle cuero al acoso judicial y al mediático”
"Es evidente el intento del Sodalicio de desacreditar a los periodistas que los han investigado”.
Al cierre de esta entrevista, el viernes por la noche, el periodista Daniel Yovera aún esperaba la decisión del Poder Judicial sobre el juicio por difamación agravada que le interpuso Alberto Gómez de la Torre Pretell, un personaje cercano al Sodalicio de Vida Cristiana. Desde hace cinco años, el hombre de prensa se ha visto inmerso en idas y venidas judiciales porque en 2016 participó en Los escándalos del Sodalicio, un documental de la televisora Al Jazeera, que señalaba los presuntos nexos de la asociación civil San Juan Bautista –vinculada al Sodalicio, y de la que Gómez de la Torre fue representante– con el tráfico de terrenos en Piura.
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El reportaje también habla de su cercanía con el grupo criminal La Gran Cruz del Norte, autor del desalojo de numerosas familias. Por destapar esta historia, Yovera carga una demanda en su contra, que fue reabierta, en 2018, por haber tuiteado el link del documental. En la foto, el periodista posa con la pila de documentos que respaldan su investigación.
El jueves último fue la audiencia final del caso. Aún estás a la espera de la sentencia. ¿Cómo te sientes en este punto del proceso judicial?
Por ahora el proceso ha terminado, y digo “por ahora” porque con el Sodalicio nunca se sabe. Aún tengo cierta incertidumbre. Hasta que no vea la resolución que me declarará inocente –espero que sea así– no voy a estar tranquilo, y no voy a poder descansar. El viernes 23 de junio prescribiría el caso, antes de eso tiene que haber un pronunciamiento de fondo del juez.
El final de la audiencia fue revelador. Cuando le preguntaron a quien te acusa: “¿Qué términos lesivos a su honor ha hecho al acusado?”. Tras un silencio, respondió: “Ninguno”. Entonces, ¿en qué se sustentó la querella por difamación que hicieron en tu contra?
El texto principal de la querella (presentada en el 2019) no probaba, ni mostraba una sola línea, momento u oración difamatoria. Era pura interpretación del abogado de la parte demandante sobre las declaraciones de los testigos. En el texto se dice cosas como que, en el documental, el periodista, o sea yo, pretende atribuir a Gómez de la Torre “hechos delictivos”, o que tuve la intención de presentarlo como “un asesino”, “un delincuente” o “un financista de sicarios”.
En la última audiencia, Gómez de la Torre dijo que una testigo lo había culpado por el asesinato de dos personas. Tampoco es cierto, ni el reportaje ni la testigo lo culpan, simplemente se habla de muertes. En algún momento del proceso también dijeron que los testigos del reportaje habían sido condenados por difamación y no era cierto. Lo que se vio en la audiencia final se ha visto como escandaloso porque ha sido televisado, pero eso ha pasado en todas las audiencias, tanto el querellante como su abogado no tuvieron ningún problema, ni rubor en decir falsedades.
Hablemos del documental, ¿cómo te contactó Al Jazeera para realizar la investigación?
A mediados de 2016, yo obtuve información sobre operaciones financieras e inmobiliarias realizadas por personas jurídicas pertenecientes a un grupo empresarial vinculado al Sodalicio. La investigación iba por ahí, cuando se sumó la figura de este grupo formado por algunos ex presidiarios llamado La Gran Cruz del Norte. De hecho, cuando viajé a Piura, documenté pagos millonarios de la Asociación Civil San Juan Bautista a La Gran Cruz por 6 millones y medio de soles a lo largo de 22 meses. Esta investigación llamó la atención de Al Jazeera, que en ese momento recorría América Latina buscando historias y tomó este caso para Perú.
Tengo entendido que eres el co-autor del documental
Los de Al Jazeera enviaron un cineasta inglés, ellos rodaron la historia, y se fueron. Luego, hicieron el guion y armaron el documental entre Londres y Qatar. Yo terminé mi trabajo de investigación y me desentendí el tema. Pero cuando se difundió el reportaje vi que aparecía mi nombre junto al de Seamus Mirodam en el reportaje y, digamos, fue halagador, pues yo solo había hecho la investigación.
No pensé que figuraría como autor. Pero, ojo, que eso no fue pretexto para que yo me corriera de este juicio. Todo lo contrario, desde el inicio lo defendí y di la cara porque también es mi trabajo. Yo nunca dije “no soy el autor” para evadir algo.
"Así como le está ocurriendo a IDL Reporteros, me preocupa que estos fanáticos puedan ejercer acción física, porque hay mucha irracionalidad”. Foto: Aljazeera
Entonces, ¿el documental pasó por todos los filtros de la televisora extranjera?
El director del proyecto, el periodista inglés que estuvo aquí, me contó que cuando hacían reportajes de investigación fuera de Inglaterra y de Qatar, tenían la política de, aparte de los filtros editoriales, pasar su guion por las exigencias de dos staffs de abogados ingleses, quienes aprobaron el guión del documental. Pero ellos [los demandantes] nunca se fueron contra Al Jazeera, se fueron contra mí porque soy el lado más débil de esta cadena de elementos periodísticos.
El documental se difunde en 2016. En 2019, Gómez de la Torre te demanda por difamación. En 2022, el caso prescribe. Y se reabrió a raíz de un tuit que publicaste en 2018. ¿A qué responde esta insistencia?
El proceso ha durado cinco años, pero el tiempo que ha pasado desde la emisión del reportaje es siete años y medio. Y que quede claro que yo nunca interpuse un recurso dilatorio, ni una leguleyada durante el proceso, como suelen hacer quienes sí temen la mano de la justicia. La única vez que falté a una audiencia fue porque tuve que viajar a Brasil a cubrir el caso Lava Jato. Y sobre el tuit, simplemente, puse el link del documental, no hubo una sola frase.
Ellos cuestionan el solo hecho de haberlo compartido. Parece que ellos pueden hacer cualquier cosa, alegar cualquier fantasía, pero eso no me llama la atención. Lo que sí me sorprende es que una sala de la Corte Suprema, la Penal Transitoria, haya acogido esa fantasía y sentado precedentes nocivo para los periodistas y cualquier ciudadano.
¿Confías en la justicia peruana?
Cuando, en 2022, se decretó la finalización del juicio por prescripción, apelé porque quería un pronunciamiento sobre mi responsabilidad, quería una resolución que me declarara inocente. Es más, quería seguir con el juicio, pero luego, al ver todo esto que está pasando, esta decisión arbitraria y abusiva de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de reabrir el caso, no, ya no confío. Y sí, todo esto te endurece la piel. Asistir y ver, y vivir, y sentir decisiones judiciales arbitrarias no es algo bueno para la salud ni la mente.
¿Tienes temor de seguir haciendo tu trabajo como periodista de investigación?
No, pero sí preocupación. Me preocupa el nivel de violencia, de agresividad, de virulencia de los grupos irracionales que secundan estas acciones. Así como le está ocurriendo a IDL Reporteros, me preocupa que, en cualquier momento, estos fanáticos puedan ejercer acción física, porque hay mucha irracionalidad. Hay fanatismo, y no necesariamente religioso. Eres como te encasillan: “un difamador”, “un miserable”, “un hdp”. Incluso hay gente profesional, empresarios, que celebran que, frente a una condena, me manden preso y me violenten sexualmente. Hay gente que celebra eso en el Twitter, eso es…
Perverso…
Sí, esto viene de personas que se lo han tomado muy personal, pero con un nivel de irracionalidad muy peligroso. Y, además, viene acompañado de una campaña mediática. Me acusan a mí de difamador, me sacaron un video en donde dos personas declaran que yo les estaba ofreciendo dinero para que declaren en contra del Sodalicio, cuando yo nunca los contacté.
Han hecho un libro, firmado por el ex periodista Miguel Ramírez Puelles, llamándome difamador, y eso sin contar los artículos y escritos panfletarios aparecidos en el portal La Abeja. Como dice Paola Ugaz, es todo un ecosistema que acompaña las acciones judiciales del Sodalicio, es un aparato que te va golpeando y golpeando, y uno tiene que resistir, ponerle cuero al acoso judicial y al acoso mediático. Eso ha sido un ataque por doble flanco.
¿Por qué este es un caso de de interés público y por qué afectaría la libertad de expresión?
Es de interés público porque revela acciones de personas jurídicas vinculadas al Sodalicio, una organización religiosa que, desde el 2015, está bajo escrutinio público porque ha sido señalada por delitos muy serios. Sus integrantes son investigados a nivel de Fiscalía de Crimen Organizado. Y es un caso de libertad de expresión porque se ha demostrado que, no habiendo argumentos, ni elementos que impliquen responsabilidad de la diligencia periodística, se ha acosado, hostilizado y emprendido una persecusión judicial.
Lo que me está pasando a mí no es aislado, se suma a la campaña contra Paola Ugaz y Pedro Salinas que, curiosamente, también empezó el 2018. Y, años atrás, con José Enrique Escardó. Hay un evidente intento del Sodalicio de desacreditar y silenciar a los periodistas que los han investigado.
¿Insistirás con tus investigaciones?
Sí, y lo dije en el juicio: ¿Ustedes quieren seguir con esto por más tiempo? Yo no tengo ningún inconveniente, vamos a seguir con esto, pero lo mío va a ser con periodismo. Lo de ellos va a ser, lógicamente, con juicios, con el libro, con más ataques mediáticos.