Domingo

Juan García: vocación por los más chicos

En un país donde solo hay 37 oncólogos pediatras, este médico es de los más reputados y consultados. Su fórmula para encarar el cáncer infantil es su buena voluntad y su fe en la investigación científica. Su apuesta es que un niño peruano debe tener las mismas posibilidades de curarse en un hospital público como en una clínica.

El médico tiene 17 años de experiencia tratando el cáncer infantil. Foto: La República
El médico tiene 17 años de experiencia tratando el cáncer infantil. Foto: La República

El doctor Juan Luis García no tiene WhatsApp ni redes sociales porque distraen mucho. Cada minuto cuenta en el día de este oncólogo pediatra de 48 años, que esta semana nos dio un momento para hablar de su complejo trabajo, que consiste en tratar a niños con cáncer, mientras va a recoger a su hijo de 8 años del colegio. “La gente me dice 'qué duro tu trabajo, qué mala vibra’, así con esas palabras, piensan que estar en un terreno donde hay tanto sufrimiento y potencialidad de muerte conlleva una mala carga emocional, y yo les respondo que es todo lo contrario”, dice el médico.

El doctor García empezó su día muy temprano, haciendo sus rutinarias visitas hospitalarias a sus niños en la clínica Anglo Americana. Trabaja, además, como oncólogo pediatra en las clínicas Delgado y San Felipe, y casi toda su carrera la realizó en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), de donde salió siendo director ejecutivo del Departamento de Oncología Pediátrica. García es de los pocos y escasos oncólogos pediatras que hay en el país. Según el Ministerio de Salud, solo tenemos 37, cuando cada año se suman 1.800 casos nuevos de niños con cáncer.

Pese a la escasez de personal y otras limitaciones, de las que hablaremos más adelante, el doctor es un optimista, prefiere ver el vaso
medio lleno siempre: “Curar a un niño con un problema tan complicado es un reto gratificante, gracias a Dios la mayoría de los niños se puede curar, por tanto, lo que es aparentemente complicado se vuelve satisfactorio”.

Y es cierto, la esperanza de curación de un niño con cáncer es más alta en comparación con un adulto enfermo, tienen más posibilida-
des de superar la enfermedad. “Una vez que les doy el diagnóstico a las familias, les digo que tienen derecho a llorar, pero luego hay que mirar hacia adelante. Les muestro las estadísticas, las tasas son altas: en una clínica, el 85% se curará; en el INEN lo hará el 55 a 60%; les doy ejemplos de tantos niños curados, el cáncer se puede vencer y no solo uno lo ha hecho sino un montón, ponemos toda la fe en ello”.

 El oncólogo pediatra juega con un pequeño paciente de la clínica Anglo Americana. Foto: La República

El oncólogo pediatra juega con un pequeño paciente de la clínica Anglo Americana. Foto: La República

El doctor García supone que muchos de sus colegas no eligen la oncología pediátrica no solo por protegerse de la gran demanda emocional que conlleva tratar a niños con cáncer –en el país los casos más comunes son la leucemia y los tumores cerebrales–, sino que, además, la especialidad no es muy conocida, no hay muchos hospitales donde ejercerla y los médicos ignoran qué tan curable puede llegar a ser esta enfermedad en niños.

Él mismo llegó a la especialidad por puro azar. Siendo estudiante de medicina de la Universidad San Marcos fue al INEN para sumarse al departamento de oncología de adultos, pero se encontró con que no había cupos, así es que lo enviaron a oncología pediátrica donde lo motivó a quedarse, insiste, “la posibilidad curativa de los niños respecto a los adultos”. Y se quedó en el INEN por la mística del hospital y por los maestros que encontró, entre ellos el oncólogo pediatra Antonio Wachtel, quien también fue su colega en la Anglo Americana: "Me inculcaron a ser muy minucioso con cada caso, a estudiar de forma muy particular a cada paciente, y a respetar a los padres y a los niños”.

 Visita hospitalaria a un paciente del pabellón de oncología pediátrica. Foto: La República

Visita hospitalaria a un paciente del pabellón de oncología pediátrica. Foto: La República

El doctor García se ha ganado una reputación firme como oncólogo pediatra, en Doctoralia –la web donde la gente suele calificar al personal médico– le ponen cinco estrellas y resaltan lo “considerado” y “atento” que es como médico; subrayan estas cualidades como excepcionales cuando deberían ser habituales en el personal de salud: “Lo mínimo que merecen las familias con hijos diagnosticados con cáncer es respeto. El ser atento y considerado debería ser común, pero hay que considerar la carga de pacientes del médico en los hospitales, por atender más tiempo a uno, se pueden quedar sin atender cinco, esto hace que no le sea posible mostrar todas sus cualidades”.

Ciencia como soporte de la fe

Si bien todos sus pequeños pacientes mueven emocionalmente al doctor García, uno en particular lo desarmó hace algún tiempo. Se trató de un niño de dos años procedente de Piura con un tumor cerebral, tenía la misma edad de su hijo en aquel entonces: “Verlo en cuidados intensivos, en ventilación mecánica, posoperado del cerebro… yo veía a mi hijo echado en la cama, casos como este te involucran más, pero en realidad, yo me involucro con todos como si fueran mis hijos putativos, yo los curo como si fueran mis propios hijos”.

Hay que decir que la buena voluntad y el optimismo del doctor García se fundamentan en la ciencia. Es decir, el médico participa en investigaciones académicas sobre cáncer infantil para reconocer nuevos cuadros clínicos y descubrir mejores tratamientos. En una reciente investigación de 2021, por ejemplo, donde participó con otros expertos, se dio a conocer al mundo un nuevo tipo de tumor cerebral infantil visto muy frecuente en niños peruanos: “Se trata de un tipo de sarcoma cerebral, que no tiene casos en otros países, un tumor muy agresivo que implica una cirugía compleja. Por nuestra investigación esta enfermedad ya figura en la clasificación de tumores cerebrales de la OMS”.

 En países desarrollados de 100 niños con cáncer se cura el 80%, en el Perú el porcentaje es de 55-60%. Foto: La República

En países desarrollados de 100 niños con cáncer se cura el 80%, en el Perú el porcentaje es de 55-60%. Foto: La República

El doctor García dejó el INEN tras 17 años de permanencia. Ingresó como estudiante de medicina, luego fue residente, médico asistente y se despidió como director ejecutivo de oncología pediátrica. Su más grande frustración, dice, fue no haber conseguido en el hospital los resultados que se logran en las clínicas, donde la tasa de curación de los niños con cáncer es más alta: “Es frustrante trabajar en hospitales donde no puedes aplicar todo tu conocimiento, porque hay escasez de medicamentos, no hay insumos para la quimioterapia, con estas limitaciones no se puede pedir al personal médico que sean magos”.

Por más buena voluntad de nuestro personal médico, la desigualdad, que es transversal en el país, será la que tenga la última palabra: “Un niño debería tener las mismas posibilidades de curarse en una clínica o en un hospital, no debería haber diferencias”, finaliza el médico.