En una entrevista concedida a La República, el extécnico de Cienciano decía que si no hay actitud mental fuerte en el jugador, no se tiene la fuerza para resistir un partido. ,Por Elizabeth Cavero. (Entrevista publicada el 22-05-2005) Se podría decir que ha desplazado a Ricardo Belmont y sus “pastillas positivas”. Freddy Ternero, habla de su nuevo reto, de cómo ve a los peruanos y de su filosofía de vida. Su hablar pausado y su voz grave coincide con la sencillez que pregona. Cuesta creer que Freddy Ternero (45), el entrenador de la selección en quien la afición ha puesto sus pocas esperanzas, sea un trajinado coacher que se pasó el 2004 dando charlas a médicos, vendedores, etcétera. Pocos minutos antes de partir a Japón, concedió esta entrevista en el comedor de la Federación Peruana de Fútbol. –¿Qué gana al dirigir a la selección peruana? Aparte del sueldo, claro. –Dirigir una selección siempre es el anhelo máximo de todos los técnicos de fútbol, muy pocos tienen ese privilegio. En mi caso, es consecuencia de mi avance profesional en los últimos años. –No habla usted de “ganar prestigio”. –Indudablemente dirigir una selección es un plus que tiene todo técnico. Pero si uno no consigue grandes cosas, y más tratándose de un país como Perú, ese prestigio es relativo. Cuando te va mal es como un karma, todo el mundo te lo achaca. –O sea, hay más riesgo que ganancia. –Es que en este país no valoramos en qué condiciones se realizó un determinado trabajo. En mi caso, sin haber dirigido todo el proceso, sí es un riesgo. –¿No siente usted que se está dejando utilizar por la dirigencia de la FPF? Las miradas estaban sobre ellos por no tomar una decisión oportuna respecto al ex entrenador Autuori. –No lo sé. Confío en que no sea así y en que su decisión haya sido coherente. No creo que hayan tomado una decisión solo por aplacar a la gente. –Por darle una carnada, digamos… –No, no lo creo. No podrían, no deberían, dirigir al fútbol si tomaran sus decisiones guiados por ese tipo de consideraciones. Y mi decisión tampoco ha sido política, o sea porque la gente lo pide. –Hablando de dirigentes, ¿es cierto que a usted y Juvenal Silva, de Cienciano, los une una relación amor-odio? –(Sonríe) Bueno, a Juvenal y a mí nos une una gran relación de muchos años en momentos muy difíciles del equipo. Eso de “amor-odio” lo digo en mi libro, y sí, hemos tenido discrepancias, pero él es un luchador y está convencido de qué es lo mejor para el equipo. –¿Desistió de enjuiciarlo por el dinero que Cienciano le adeudaba cuando dejó de ser entrenador del equipo? –Llegamos a un entendimiento. –¿Le parece que hay mezquindad con respecto al talento peruano cuando se trata de pagar sueldos? –Sí. No solo hablando de fútbol. En general hay profesionales de gran capacidad que no son valorados en la misma medida que los extranjeros. Ahora encontramos que sacan al técnico de Alianza Lima, sacan al técnico de Cristal, bien remunerados, y llevan a dos peruanos. Los llevan cuando la situación del plantel es mala y los técnicos peruanos tienen que revertir eso. Me pregunto por qué no les dan a esos peruanos un proceso completo con todas las facilidades. Eso no ocurre porque solo recurrimos a los peruanos cuando el barco se está hundiendo. –¿A usted le están pagando igual que a Autuori o menos? –Son cifras que no se han revelado y espero se mantengan en reserva. Eso fue precisamente lo que demoró tanto la negociación, que en un momento se cayó. Después ellos hicieron un esfuerzo y puedo decir que estoy bastante tranquilo. –O sea que en su caso no se ha puesto en práctica la política del “cholo barato”. –No en mi caso. Creo que ha sido bien valorado mi trabajo. –Según un ranking del 2004, usted está en el puesto 16 de los mejores entrenadores del mundo, junto con Ottmar Hitzfeld (ex entrenador del Bayern Múnich). –Eso fue en el 2004. Habíamos ganado la Recopa y antes la Sudamericana. Pero luego en la medida en que no consigues logros bajas en ese ranking. –¿Su libro incluye alguna receta para evitar que a uno se le suban los humos? –Bueno, digo que la fama es muy efímera y así como nos lleva hasta arriba, nos saca la escalera. Lo que yo siempre le digo a los jugadores es que hay que mantener los pies bien puestos sobre la tierra. –¿Cuánto pesa en un jugador de fútbol la motivación y cuánto el que tenga un buen nivel de juego? –Hay un doctor que trabaja mucho en el fútbol español y conoce bien el circuito europeo. En su libro él dice que hay dos facultades preponderantes: la física y la intelectual. Pero la más vulnerable es la intelectual. En el fútbol siempre hay situaciones en las que todo está en contra: el árbitro, los hinchas, el lugar, el escore. Si no hay una actitud mental fuerte, por más que seas físicamente dotado, no tienes la fuerza para resistirlo. –¿Y el entrenador cuánto pesa en el desempeño de un equipo? –Mucho. En algunos lugares le restan importancia a la función del técnico, pero lo primero con lo que tienes que lidiar es con veintitantos jugadores. Cada uno tiene sus aspiraciones y se considera titular, pero solo pueden salir a jugar once. Entonces hay que tratar de conciliar voluntades y ver cómo se hace para que los que se quedaron afuera no estén rogando que al compañero le vaya mal o que lo boten. –¿A ningún jugador le ha parecido tonto poner carteles en los ambientes de la FPF con frases de aliento? –No, a ninguno. O al menos no me lo han dicho. –O, por el contrario, como Chiquito Flores ya se han puesto a leer “Sí se puede”. –Si es así me alegro. En general la lectura es algo que los ayuda a crecer. Yo leo mucho, pero también me gusta leer algunas cosas a los jugadores. En los entrenamientos o, por ejemplo, antes de un partido importante busco lecturas relacionadas con lo que vamos a hacer y les leo algunos párrafos que los levante un poco. –¿Realmente es posible elevar el nivel de los jugadores peruanos? Dejar de verlos en fiestas antes de los partidos o metidos en escándalos. –Es difícil y el entorno tampoco ayuda mucho. Hay más periódicos deportivos que equipos de fútbol. –Con mayor razón, ¿no tendrían ellos que huir de eso? –También hay que valorar que ellos son jóvenes. Yo siempre les digo que cada cosa tiene su momento y su lugar, y que esta carrera les exige tener un cuidado físico por encima del normal. Pero sí se puede y creo que en muchos equipos he logrado cambiar un poco eso. –Justamente, usted les recomendó no meterse en problemas, pero fue el primero en un ampay de Magaly… –Mira, yo voy a seguir manejando mi vida como creo que debe hacerlo un ser humano: con libertad. Esa señora (la del ampay) es una vendedora de teléfonos celulares que le vende al presidente de la Federación y a todos los equipos. Yo estaba cambiando mi teléfono ese día, pasé por donde ella trabaja y estaba con ganas de almorzar. Almorzamos, ella subió al auto para llevarse los equipos y luego chau, se fue corriendo, porque la llamaban de su oficina. La mejor demostración de que no hay nada es que ningún medio le hizo caso al día siguiente. –Supongo que afectó a su familia. –Sí, porque salió la foto de mis hijos, pero mi esposa me conoce. Lo que ocurre es que esta mujer (Magaly) nos está condenando a todos a andar con temor y yo no puedo vivir así. Si no hago nada malo, no tengo por qué esconderme. –¿Va a enjuiciar a Magaly? –Eso sería darle más valor del que merece. –¿Qué planes tiene para cuando tenga que dejar el fútbol? –Yo deseo estar unos ocho o diez años más en un nivel alto. Si no es en la selección, espero poder dirigir afuera. Algo que me dé estabilidad económica y que me permita poner otro tipo de negocio. Acá no se gana como afuera, donde a uno se le permite cierta estabilidad. Pero no quiero estar a los 58 ó 60 años ahí pegado a una cancha, sufriendo. –¿Cuál va a ser su próximo libro? –(Piensa varios segundos y sonríe) “El milagro de ir al Mundial”.