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Alianza Lima: problema de fondo

Desolador. El Fondo Blanquiazul deberá llevar a Alianza Lima de vuelta a primera, tarea que se complica por la falta de confianza que provocaron los constantes errores que llevaron a este descenso.

De buenas intenciones está lleno el infierno, aunque en este caso el infierno se parece mucho a la segunda división. El Fondo Blanquiazul asumió la administración concursal de Alianza Lima al adquirir las acreencias del club a la Sunat, un grupo de hinchas con ancha espalda económica y aspiraciones de construir una institución modelo, pero con poca pericia de gestión. Y es que llevar al descenso en un año a un equipo protagonista los últimos tres no resiste mayor análisis.

Lo del Fondo Blanquiazul este año va más allá de un fracaso deportivo. Si bien es cierto la responsabilidad de esta debacle recae tanto en la dirigencia como en los comandos técnicos que pasaron (tres en total) y en los jugadores (que no estuvieron a la altura), fue un cúmulo de malas decisiones administrativas las que propiciaron que esta aventura emprendida con ilusión se convierta en un ejemplo de cómo no se debe manejar un club.

Los miembros del Fondo no se conformaron con ser acreedores, no quisieron se externos al éxito que, en la precariedad y entendiendo la realidad del club, consiguió la administración anterior. Volaron en sueños de crecimiento institucional, con departamentos de scouting, de marketing, de planeamiento y desarrollo, sin darse cuenta de que todo tambaleaba sin resultados deportivos.

Contrataron mal, eso es evidente. Futbolistas con antecedentes de indisciplina y lesiones, un director deportivo con una filosofía distinta a las del técnico de ese momento, un entrenador obstinado en una idea inaplicable con el grupo humano que encontró. Y lo peor de todo, ni un ápice de autocrítica, solo bastaba escuchar a Fernando Farah apuntando la entera responsabilidad de las contrataciones a Pablo Bengoechea.

¿Qué sigue para Alianza Lima?

Luego de un vacío comunicado sin firma, en el que se intenta pedir disculpas a los hinchas íntimos, el panorama es sombrío para el Alianza Lima del próximo año. Se sabe que el cuadro victoriano jugará en la Liga 2, pero nada más allá de eso y la incertidumbre crecerá mientras que el Fondo no dé la cara.

¿Un proyecto que fracasó en primera división se sostiene en segunda? Si la Liga 2 es igual a la de este año, la reducción de ingresos será notable, incluyendo contratos de televisión como sponsors, y no existe confianza en que este grupo inversor tenga la capacidad de administrar los recursos.

A Alianza se le hará casi imposible mantener una plantilla que rondaba los 500 mil dólares mensuales y un presupuesto anual millonario. La Liga 2 se vuelve cada vez más competitiva deportivamente y el nuevo plantel, porque muchos se irán, deberá ajustarse a un nuevo Alianza Lima. ¿Qué va a pasar con los cuantiosos contratos de jugadores que no deberían seguir? ¿Se van a poder mantener los departamentos creados? ¿Se seguirá “buscando el estilo”?

El Fondo Blanquiazul tiene mucho que responder, mostrar liderazgo por primera vez, el mismo que no existió en todo el año ni en las ofi cinas ni en la cancha, y asumir que su falta de experiencia terminó manchando la historia del club. El ascenso no es fácil, es momento que pisen tierra, que mediten sobre su competencia para manejar en la escasez lo que no pudieron en la bonanza. Es hora de abrir los ojos o dar un paso al costado.

Marulanda no sigue en Alianza

Tras la derrota ante Huancayo, Guillermo Salas le habría recriminado al gerente de Marketing por insultar a los jugadores. Víctor Hugo Marulanda intentó poner paños fríos. Precisamente, el colombiano anunció que no seguirá en Alianza.

Por otro lado, se presentó un reclamo por una aparente ruptura de protocolo por parte de Wilmar Valencia, el mismo que, por antecedentes, solo ameritaría sanción económica.

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