Deportes

Juan Giha: “Cuando gané la medalla olímpica, el presidente Fujimori ni siquiera me recibió”

El tirador Juan Giha, medalla de plata en los Juegos Olímpicos Barcelona 1992, repasó con La República algunos de los detalles más resaltantes de su exitosa carrera en su cumpleaños número 65.

El 28 de julio de 1992 no fue simplemente un aniversario más de la Independencia del Perú. Ese mismo día, a más de 9.000 kilómetros de distancia, Juan Giha consiguió el último gran hito para el deporte peruano: se alzó con la medalla de plata en tiro, modalidad skeet mixto, en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

El tirador, entonces de 37 años, completó una magnífica participación al derribar 222 platillos de 225 posibles. Solo un punto de diferencia le impidió colgarse la presea dorada, que terminó en manos de la china Zhang Shan, con 223 puntos.

No obstante, en aquella oportunidad Giha se dio el lujo de vencer a renombrados campeones europeos, como el español José María Colorado o el italiano Bruno Rossetti, este último relegado al tercer lugar por el talento del peruano.

En su extenso palmarés, además de la medalla olímpica, se destaca una medalla de bronce en el Campeonato Mundial de 1997, así como los Sudamericanos de 1980, 1985 y 27 títulos de campeón nacional en Perú.

Pese al escaso apoyo recibido aún después de su hazaña, Juan Giha se muestra orgulloso por haber representado de forma digna al Perú. En su cumpleaños número 65, el histórico tirador repasó con La República detalles de su carrera como deportista y entrenador y revivió algunos pasajes de su participación en Barcelona, donde se convirtió en el último medallista olímpico de nuestro país hasta el día de hoy.

¿Cómo está viviendo la cuarentena por coronavirus?

Realmente estamos pasando un momento difícil, muy duro, es una pandemia delicada y esperamos salir adelante, obviamente guardando los protocolos de seguridad y evitando los contagios.

¿Cómo se ha visto afectado su trabajo por esta medida?

Actualmente no estoy trabajando, lo hacía para la Federación de Tiro de Perú, pero decidieron ya no contar con mis servicios. Yo trabajaba en la Federación de India y dejé ese puesto como entrenador nacional allá para colaborar con nuestros tiradores para los Juegos Panamericanos del 2019, pero, bueno, tomaron una decisión y, al final, he estado sin trabajo por ese motivo.

¿Desde cuándo dejó de trabajar en la Federación de Tiro?

Mi última labor fue con Francisco Boza, actual presidente de la Federación. Colaboré en su entrenamiento desde antes del 2015, empecé a trabajar con él y los tiradores peruanos y él ganó medalla de oro en los Panamericanos de Canadá. En el 2016 seguí laborando con la Federación y cuando él asumió en 2017, me dejó sin efecto el contrato.

¿Qué explicación le dieron para cesarlo del puesto?

No me dieron mayores razones, simplemente tomaron la decisión y así fue el asunto. He estado trabajando desde el 2001 hasta el 2016 con las Federaciones de India, Ecuador y Chile. En este último país estuve cinco años, del 2008 al 2013, donde saqué un subcampeón mundial y campeones panamericanos y sudamericanos.

¿Actualmente trabaja con alguno de los tiradores peruanos de forma individual?

Lo estaba haciendo con mi hermano (Nicolás Giha), al que entrené e impuso un récord nacional. También quedó primero en el Sudamericano de Brasil (2017) y después segundo en el Bolivariano en Colombia (2017). Pero la Federación no quería que lo entrene, no le daban facilidades porque ellos han puesto un entrenador italiano y estaban bajo un nuevo lineamiento. Ahora sigo trabajando con algunos tiradores de Ecuador.

Juan Giha

Juan Giha heredó de su padre la afición por el tiro. Foto: Archivo.

¿Percibe que la labor de la Federación con los deportistas ha mejorado en los últimos años?

Eso depende de varias cosas. Una de ellas es la entrega de disciplina que se requiere en todo deporte de alto rendimiento, en los cuales se busca que el atleta esté sintonizado mental, física y técnicamente. Para los Panamericanos 2019 se dieron buenos resultados, con las medallas de Marko Carrillo y Nicolás Pacheco y una destacada actuación de Alessandro de Souza.

Justamente los tres están clasificados para los Juegos Olímpicos de Tokio. A propósito, ¿considera que el aplazamiento de este evento beneficia a los competidores porque les da más tiempo para prepararse?

En realidad, los deportistas han estado en un proceso de competencias y preparación que les debería haber permitido estar ya listos para julio de este año. Sin embargo, no se sabe cómo van a ser las características de selección, si es que continuarán las personas que ya ganaron su cupo o seguirá abierta la opción a otros que puedan tener un buen nivel para esa fecha. Al haber un año de diferencia pueden pasar muchas cosas: que se mantengan los actuales, que mejoren, o que pueda haber algún otro tirador en buen estado físico en ese momento.

¿Cree que el nivel actual de nuestros tiradores permite ilusionarnos con aspirar a una medalla?

Las condiciones sí las tienen. Los que está seleccionados en estos momentos y algunos otros tienen capacidades excepcionales, pero no solamente es necesario eso para lograr una medalla. En unos Juegos Olímpicos están los mejores del mundo, así que entran a tallar varios factores.

Uno de esos factores es el apoyo del Estado

Sí, definitivamente, eso suma unos puntos. Considero que el gobierno peruano está haciendo una gran labor por los deportistas, está dando mucho apoyo a los seleccionados, sobre todo desde los Panamericanos. Yo nunca he tenido ni la tercera parte del apoyo que ellos tienen, entonces lo único que falta es la dedicación y el trabajo técnico necesario para lograr los resultados. Un poco de suerte, también.

¿Cómo siente que ha cambiado el ritmo de competencia actual con el que existía en su época?

Lo que puede haber cambiado es la parte técnica, mejores armas, equipos, muchos de ellos los conocemos muchos años después, como me ha pasado a mí. En ese sentido nuestros atletas sí están a la vanguardia de todos esos conocimientos, esa tecnología, porque se puede acceder hoy en día, pero en ese entonces no era fácil. Antes, la garra del atleta suplía esa carencia, lo he visto en muchas competencias, donde el esfuerzo realizado por los deportistas hace la diferencia.

Entonces podría decirse que, en cuanto a equipos, estamos en igualdad de condiciones con atletas de otros países

En este momento están utilizando los mejores equipos. En términos generales, diría que sí.

Juan Giha

Juan Giha (de negro) junto a Francisco Boza, luego de la participación de este último en los Juegos Olímpicos Río 2016. Foto: Twitter.

En su caso la afición por el tiro le viene de familia, pues su padre también era tirador, así como lo es actualmente su hermano

Mi padre nos dio la gran oportunidad de entrar a este deporte, él pasó momentos difíciles porque empezó muy tarde, a los 32 años, pero a nosotros desde niños nos dio la oportunidad de poder practicar, además de los conocimientos que nos impartía. Él nos inculcó a mis dos hermanos (Nicolás y José Luis) y a mí este deporte tan bello.

Es algo llamativo que tres de las cuatro medallas olímpicas que posee el Perú sean en tiro. ¿Cree que existe una especie de tradición respecto a este deporte en nuestro país?

Hemos tenido grandes tiradores que le han dado muchos logros al Perú. Por ejemplo, Edwin Vásquez en 1948 ganó el oro, Francisco Boza ganó plata en 1984, entonces parece que hay una índole de capacidad en este deporte, no solo en escopeta, sino también en carabina y pistola.

¿Cómo se preparó para los Juegos Olímpicos de 1992?

Antes de participar, me fui a Italia por 15 días para culminar la preparación, y allí pude estar sintonizado al cien por ciento. Cuando viajé no tenía a un técnico que me acompañara, entonces diseñé una estrategia de concentración física, técnica, pero mental básicamente, que fue la que me ayudó a soportar la fuerza de la competencia.

Ya había estado entrenando y compitiendo por años, experimentando varios Juegos Olímpicos (Moscú 1980, Los Ángeles 1984, Seúl 1988). Toda esta etapa de preparación, competencias, mundiales, sudamericanos, van forjando al atleta. Los Juegos son un nivel extremadamente alto, competitivo y duro, y en la medida en que puedas mantener la concentración mental y física depende de que puedas ser victorioso o no. Entonces, ese periodo de los quince días fue muy importante.

¿Qué expectativas tenía antes de la competencia?

La verdad no esperaba ganar una medalla, porque es algo muy difícil de prever, pero sí quería dar lo mejor de mi capacidad para representar al Perú. El día de la inauguración no salí a marchar por decisión propia porque no quería cansarme, ya que competía al día siguiente. En ese entonces se competían tres días (75 platos los dos primeros, 50 el tercero más final de desempate) a diferencia de hoy, que son solo dos, o sea que era mucho más complicado y exigente. Había que mantener la concentración y la fuerza mental para que dure hasta el último tiro.

¿Cómo recuerda el momento en el que ganó la medalla de plata?

Fue muy agradable ver que había quedado sobre los seis primeros. La china Zhang Shan (medalla de oro) había conseguido 200 sobre 200, José María Colorado 199/200, otros cuatro disparamos 198/200 y diez restantes 197/200. Con eso te puedes hacer una idea del nivel de competencia, había campeones europeos, olímpicos y mundiales.

Juan Giha

Juan Giha (plata), junto a Zhang Shan (oro) y Bruno Rossetti (bronce) en Barcelona 1992.

Al final, tuvimos que ir a un desempate cuatro personas para ver quiénes ganaban la medalla de plata y bronce. Felizmente pude mantener la concentración bajo esa presión y ganar la medalla de plata. Fue un pequeño milagro, porque era realmente complicado, pero con el tesón, la fuerza y la preparación se pudo darle una alegría al Perú, justo un 28 de julio.

¿Cuáles considera que son las principales virtudes que le permiten a un tirador conseguir triunfos tan resonantes?

Básicamente, si hablamos de la época de mi padre, hace 30 o 40 años, tener la habilidad, capacidad o el talento podía ser suficiente para un logro de este nivel, pero ahora también depende de la tecnología y la preparación psicológica porque antes, para ser campeón mundial, necesitabas al menos 20 o 25 años de experiencia.

Hoy en día podemos recortar ese tiempo y ayudar a los atletas con nuestra experiencia. Yo aprendí unos detalles del campeón alemán olímpico Konrad Wirnhier, quien también entrenó a otros medallistas. Siempre que estaba en Alemania trataba de estar con él y escuchar. Eso es lo que nosotros tenemos que plasmar en los atletas nacionales para que aprendan a ganar, a competir.

Lo que me pudo enseñar Konrad fue su propia experiencia de ganar. Uno no nace sabiendo, sino que va aprendiendo en base a los errores, pero si tienes a alguien que tiene los conocimientos para eso y puede guiarlos se ahorran años.

¿Qué sensación experimenta al ser el último medallista olímpico peruano?

Es un honor para mí, un honor para mi familia, honor para el Perú tener esa distinción. Esa una bendición que he recibido, me gustaría que otros compatriotas puedan lograrlo, traer más medallas para el Perú, en el corto plazo, pero es bastante difícil obtener esos resultados.

¿Recibe algún tipo de reconocimiento del Estado como medallista o deportista destacado?

La verdad es que no, y es lo que he estado solicitando, o he querido solicitar. Por ejemplo, cuando gané la medalla olímpica, el premio que correspondía era, me parece, 200 mil dólares. Cuando regresé al Perú ni siquiera me recibió el presidente Fujimori. No he tenido ningún tipo de apoyo económico ni nada, salvo dos o tres pasajes al año que nos reconocía la federación para salir a competir, alguna parte de los viáticos, pero la mayoría lo cubría yo mismo. Por eso pienso que lo que le están dando ahora a los deportistas es una gran oportunidad.

Un mensaje final para quienes representan al Perú hoy en día

Realmente les deseo que puedan mantenerse muy bien concentrados en su técnica y, como siempre, pensando en dejar muy en alto el nombre del país, que es básicamente nuestra motivación. Es un verdadero orgullo ser peruano y haber conseguido hazañas para nuestra patria, ya que, como dicen, cuando gana el Perú, ganamos todos.