Un triunfo y una sentencia para Bengoechea [CRÓNICA]
La ‘U’ venció 2-0 a Alianza Lima en Ate y trepó al segundo lugar de la tabla. Con goles de Aldo Corzo y Jonathan Dos Santos, los cremas fueron superiores en el juego sobre los íntimos, que ya no tiene a Bengoechea como DT.
Aldo Corzo intenta treparse al alambrado para celebrar el gol como un hincha más. Para delirar, para dejar la garganta, para confundirse en la Trinchera. Para dar paz en medio de una guerra institucional, un triunfo es el antídoto perfecto. Eduardo Galeano, en ‘el fútbol a sol y sombra’ recuerda que gracias a un gol “la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire”. Por un momento, el Monumental se eleva mientras tiembla con ese grito confundido en una misma nota.
El jugador-hincha, esa clase en extinción. Para el que el color más importante es el de la camiseta, que fue cambiado ahora por el verde del dinero. En época de sueldos exorbitantes, prometer fidelidad es una anomalía. Quedarse en un club es como prometer amor eterno.
Por eso en un centro tan alto como holgado, Aldo decide poner la cabeza como tantas otras veces, incluida esa ante Colombia con la selección. Aunque ahora ese golpe acababa con el balón tocando la red, provocando un sismo de emociones, la lluvia de papel picado y que los hinchas se abracen en la tribuna, sabiendo que ya están contagiados por una misma pasión. Corzo cumple ese sueño de todos los niños que se veían gritando un gol en la tribuna norte del estadio.
Aldo pone la cabeza, pero también pierna fuerte. Se expone físicamente porque a veces hay que dejar la vida (de manera metafórica). Como también lo hizo José Carvallo en las pocas intervenciones de peligro, como Alejandro Hohberg en cada choque.
Resumen del partido entre Universitario y Alianza
La ‘U’, que no ganaba desde hace tres semanas, recuperaba la memoria en un duelo con una historia paralela: el profesor y el alumno. Gregorio Pérez, que dirigió a Pablo Bengoechea en varios clubes, ahora se cruzaba en el área técnica y ponían a prueba sus tácticas, entendiendo que solo uno podía ser el ganador. Gregorio, lleno de experiencia, apelaba también al escenario para sumarle a la garra y fútbol como combo para buscar el triunfo.
La verticalidad era más efectiva que la posesión, cada avance era peligroso y el duelo se jugaba a lo planeado por Pérez. Balones divididos que siempre ganaban, estar a las espaldas de los zagueros. A pesar de un mejor arranque de Alianza Lima, se fue diluyendo con el correr de los minutos. Bengoechea, con sus propias preocupaciones, mandaba el mismo once del jueves como un mensaje. Uno de insistencia por un sistema (5 al fondo) que no funciona, por jugadores que no están en su mejor momento, por nombres más que por hombres. Una confusión trasladada al plantel que no conjuga con la idea de juego, que espera un destello individual para maquillar.
Se esperanzaba en el mismo plan que ante Nacional: cambiar el sistema en el complemento para un 4-3-3 intentando enmendar el mismo error inicial y luego Fuentes -que empezaba como central, pasa a la volante y terminaba de nuevo en la zaga- hacía notar la confusión general. Al final, la expulsión de Bengoechea faltando cinco minutos es sintomática, deja claro el estado emocional de un camarín encendido y dividido que tuvo como cierre la renuncia tras el partido.
El técnico esperaba una reacción de su plantel pero no tuvo respuesta. Beto Da Silva no trascendió en el ataque, Gómez y Mora estuvieron más preocupados en marcar que atacar y la volante no se llegó a consolidar. Nada había funcionado. Al final, ya en la agonía, Cruzado tumba en el área a Luis Urruti y Jonathan Dos Santos cambia el penal por gol. Y lo celebra también como hincha, aunque sea uruguayo, ese color crema ya se empezó a tatuar, se metió en el corazón.
Un clásico siempre valdrá más que tres puntos. Es el envión anímico para avanzar, para encontrar el camino correcto. Universitario trepa al segundo lugar de la tabla, convencido en la idea de su técnico, de su club, de su historia. Con garra y fútbol como sello, la ‘U’ gana el clásico y lo celebran como hinchas.